Joseba SALBADOR
BILBO

Euskaltel culmina su privatización y cotiza ya en el mercado de valores

Un toque de campana «digital» escenificó la salida a Bolsa de Euskaltel, en una jornada en la que su presidente, Alberto García Erauzkin, quiso pasar página a la polémica generada por los millonarios incentivos a sus directivos, aunque no pudo evitar la fuerte contestación social que ha supuesto esta operación. Al término de la jornada, las acciones se revalorizaron un 5,8%.

La salida al mercado de las acciones de Euskaltel se escenificó en el edificio de la Bolsa de Bilbo, lo que supone la primera vez que una empresa del mercado continuo celebra el tradicional «toque de campana» en la sede bilbaina. Con ello se quiso incidir en el «arraigo» de la empresa con la sociedad vasca tras las críticas recibidas por la entrada de inversores privados internacionales y la pérdida de peso de accionistas del país como Kutxabank.

Dado el componente tecnológico de la empresa protagonista, no hubo campana de bronce y sí una «digital» (un emoticono de los habituales en los teléfonos móviles) que se mostró en una pantalla gigante, así como una cuanta atrás desde 20, para conmemorar que mañana se cumplen veinte años de la fundación de la operadora, impulsada con fondos de las administraciones públicas vascas.

Las acciones de Euskaltel comenzaron a cotizar a 9,5 euros, tal y como se había establecido para el estreno bursátil, y terminaron la jornada en 10,05, lo que supone una revalorización del 5,8%, después de que en las primeras horas el repunte llegase hasta el 10%, pese a las turbulencias en los mercados por la crisis griega.

García Erauzkin, que estuvo arropado por representantes del entorno empresarial y financiero, entre ellos el presidente de Confebask, Miguel Ángel Lujua, o el de Cebek, Iñaki Garcinuño, señaló que es «un orgullo salir al mercado continuo desde Euskadi» y mostró su agradecimiento a los accionistas que han apostado por Euskaltel «en días entretenidos como los que hoy vivimos y que han dicho sí a la propuesta de Euskaltel y han puesto centenares de millones de euros en este proyecto».

Destacó que los nuevos accionistas son «de prestigio, de largo plazo, respetables y respetados», y señaló que el mundo inversor internacional ha mostrado «su excelente impresión sobre Euskadi y Euskaltel con una demanda que ha superado cuatro veces la oferta».

Durante su intervención en el acto, García Erauzkin quiso pasar página a la polémica generada por los incentivos millonarios que se pagarán a sus directivos, señalando que Euskaltel «posee una fortaleza financiera que le permite ahora plantearse nuevos retos de crecimiento y de liderazgo. Y esta es la verdad y esto es lo importante».

Tal y como se confirmó los días previos al estreno bursátil, los bonus que recibirán 25 directivos de Euskaltel por la salida a bolsa ascenderán definitivamente a 41 millones de euros, de los que 9,12 millones los recibirá García Erauzkin, quien mostró su intención de reinvertir esa cantidad en acciones.

Tras la oferta de venta de acciones, Kutxabank se mantendrá como accionista de referencia, aunque rebaja su participación del 49,9% al 30,1% del capital, mientras que el segundo accionista será Corporación Financiera Alba, al haber adquirido el 8,02% de los títulos por 96,4 millones.

Los dos fondos internacionales de capital riesgo que poseían el 48,1% del total se han desprendido de sus acciones, por las que han recibido el triple de lo que pagaron en 2012 cuando entraron en su accionariado.

«Carnaza para los tiburones»

La salida a Bolsa de la operadora telefónica vasca siguió ayer generando una amplia contestación social. Además de la protesta convocada en el exterior del edificio de la Bolsa, EH Bildu presentó una moción en el Parlamento de Gasteiz en contra de la privatización y en la que se pide la dimisión de Erauzkin de la directiva de Innobasque.

El parlamentario Iker Casanova aseguró que «hoy es un día triste para la economía vasca», ya que la emblemática empresa se convierte en «carnaza» para los «tiburones y especuladores del capitalismo salvaje», al tiempo que «se pierde patrimonio público y capacidad tecnológica».

Además, de ello, recordó que el proceso de privatización ha generado pérdida de empleo, empeorado las condiciones laborales de los trabajadores y la descapitalización tecnológica a través de la externalización de las secciones que tenían un mayor componente tecnológico.

Casanova también reprochó al Gobierno de Urkullu su actitud «penosa» en este proceso por colaborar para que se materializara la privatización.

Precisamente, ayer, la consejera de Desarrollo Económico y Competitividad, Arantxa Tapia, volvió a defender la salida a Bolsa de Euskaltel y aseguró que debería haber más compañías vascas cotizando en el mercado de valores ya que ello es reflejo del éxito de las empresas.

Ciudadanos y empleados denuncian el escándalo de los bonus

El descontento con el proceso de privatización de Euskaltel y el pago de los bonus millonarios congregó ayer a numerosos ciudadanos y trabajadores de la compañía en la convocatoria efectuada por el sindicato ELA en el exterior de la Bolsa de Bilbao.

El sindicato escenificó una parodia con tres directivos a modo de ciclistas del Euskaltel-Euskadi esprintando por el bonus, aunque finalmente fueron descalificados tras el control de dopaje por dar positivo «por codicia».

Mikel Noval (ELA) incidió en que decir que Euskaltel mantiene el «arraigo» en Euskal Herria «es como decir que el agua sabe a vino», ya que tras la salida a Bolsa «el 70% de las acciones van a estar en manos de fondos buitres que lo único que buscan es pegar pelotazos como el de Euskaltel, donde van a recibir 674 millones tras pagar 200 hace dos años y medio». Censuró asimismo los recortes de personal llevados a cabo, la reducción de salarios y la externalización de 200 empleados.

LAB también criticó el «escandaloso» bonus recibido por los directivos y subrayó que con el sonido de la campana «comienza el viaje sin retorno de una empresa que fue pública y que será pasto de los mercados financieros».

Entretanto, CCOO mostró su preocupación debido al «aumento de la deuda adquirida para hacer frente a un pago extra de dividendos» y al plan de incentivos a directivos «totalmente indecente». GARA