El fichaje de Gorka Elustondo por el Athletic es una lección para todos los estamentos que forman un club realista en el que uno de sus principios en su política de cantera es evitar que los jugadores formados en Zubieta que le interesan puedan irse al club rojiblanco. Es una lección para el sector muy minoritario de la afición que pitaba a Elustondo y que pensaba que no podía jugar en ningún equipo de Primera que no fuera la Real. Se ha demostrado que estaban equivocados, como los que pedían la renovación de Rivas y pensaban que iba a jugar en Primera, o los que criticaron el cambio de Lasarte por Montanier. La Real no puede permitirse que por la desaprobación de la grada, como con Gabilondo, un jugador que le interesa vaya al Athletic. Al final si alguien es pitado es porque juega y si juega es porque su entrenador lo prefiere antes que a otros.

Pero tampoco toda la responsabilidad puede recaer en ese sector de la afición. Elustondo y Zubikarai empezaron la temporada como titulares y un club como la Real tiene que renovar antes de empezar su último año de contrato a los canteranos que para el entrenador son mejores en ese momento. Si entonces se les ofrece dos años de contrato, la Real no se habría quedado sin dos jugadores que los técnicos querían que estuvieran hoy en.Zubieta.