Iratxe FRESNEDA
Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

Adiós al lenguaje

Una mujer casada y un hombre soltero se encuentran, se conocen y se enamoran. Con el tiempo surgen los conflictos y un perro hace las veces de mediador, intenta hablar para que vuelvan a enamorarse. En resumen, está no es la nueva película de Jean-Luc Godard, es solo un señuelo para hacer saltar por los aires todo «lo dicho y hecho» al apropiarse de las convenciones para dinamitarlas. Juegos de palabras, la despedida del Dios del cine quizá, malabares con las imágenes que parecen despegarse de la necesidad de comunicar, el octogenario Godard está ya por encima del bien y el mal, del cine. O, al menos, eso creen muchos. “Adiós al lenguaje” de Godard puede ser su particular despedida del séptimo arte. Al autor de “Histoire(s) du cinéma” le bastan 70 minutos para acercarse a los modos del gran Chris Marker y abordarnos con discursos filosóficos y ese montaje «loco» que puebla el texto. La esencia punk y rebelde palpita en esta película en la que la irreverencia es el máximo pilar. Parejas incomunicadas, un perro testigo de los nuevos tiempos o el cine 3D humillado, son algunos de los ingredientes del nuevo artefacto del autor de “Al final de la escapada”. Nadie como él para dinamitar Cannes y su selección oficial, para decirle al mundo que el cine como espectáculo es ridículo, que los festivales son ridículos, que el ser humano sentado en la taza de un retrete es ridículo. El cine ha muerto, viva el cine.