La Puerta Torre-Campanario que presidia la entrada de la Basílica de Santa María de Donostia hasta 1817 ha sido reconstruida simbólicamente en el santuario a escala 1:2 mediante cartón.

Este elemento indisociable a la basílica fue testigo de la transformación de la iglesia gótica a barroca. Además, fue el emblema del carácter comercial y marítimo de la ciudad del pasado.

El proyecto desarrollado por el equipo Iruki, que elabora planes de investigación sobre la historia de la arquitectura y el urbanismo de Donostia, está a cargo por los arquitectos Unai Sarasola, Mikel Oyarzábal y liderado por el arquitecto José Javier PI Chevrot. Pero para el diseño de la Puerta Torre-Campanario han contado con la ayuda de Verónica Ordozgoiti, creadora de decorados de cartón y Javier Estella, ingeniero informático especialista en animación tridimensional. Asimismo, han tenido el apoyo del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro de Gipuzkoa y la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad del País Vasco.

El propósito del proyecto es recobrar la memoria histórica y patrimonio cultural de la ciudad, para que de esta forma los donostiarras se reapropien de su historia.

La reedificación de esta insignia comenzó por una investigación modesta realizada por PI Chevrot sobre la ciudad antes del incendio propiciado por las tropas anglo-portuguesas el 31 de agosto de 1813. Se lanzó y reunió a los arquitectos Sarasola y Oyarzabal, el ingeniero informático Estella y la creadora de decorados de cartón Ordogoizti.

Después de mucho tiempo trabajando y haciendo uso de módulos de cartón de armado metálico que simulan la piedra han logrado construir por primera vez un elemento de esas dimensiones.

Paralelamente a la reconstrucción de la Puerta Torre-Campanario de la basílica se han producido dos películas con vista de pájaro y una especie de videojuego que permiten recorrer la ciudad de hace 200 años para que los donostiarras sean conscientes de lo que se ha construido y diluido durante esos dos siglos.

La idea es que el icono fabricado mediante módulos de cartón y el espacio virtual permanezcan abiertos al público hasta el próximo 15 de agosto en la Basílica Santa María de Donostia.