A punto de que la temporada arranque de manera oficial para el Athletic, con el partido de ida de la ronda previa de la Europa League contra el Inter de Bakú mañana en San Mamés a las 20.45, Aymeric Laporte volvió a recordar lo que ya fue tema de conversación en el entorno del club al final de la pasada campaña: utilizar la segunda competición europea como vía más factible de poder celebrar un título, tras las malas experiencias de la Copa frente al Barcelona.

«Siempre es muy bonito e ilusionante jugar una competición como esta. Hace unos años (en 2012) llegamos a la final y ojalá vuelva a suceder y podamos lograr un título», comentaba el central francés tras el entrenamiento a puerta cerrada de ayer en Lezama.

Un Laporte que no se descartaba para el equipo titular, a pesar de llevar solo dos semanas entrenando con el resto del grupo. «He jugado dos amistosos. En el primero jugué 30 minutos y en el segundo 60. Me he encontrado bien físicamente y estoy listo para empezar la temporada muy fuerte. Me encuentro muy bien y será el mister el que decida. Por mí no hay ningún problema», manifestaba el defensa, al que se le vio motivado para afrontar una nueva temporada.

Y es que pese a tener solo 21 años, el galo se ha convertido ya en una de las referencias del conjunto rojiblanco, tal y como demuestran las cuatro renovaciones que ha firmado desde que pasó al primer equipo, la última el pasado junio: hasta 2019 y con una cláusula de rescisión de 50 millones de euros.

El jugador se congratuló de que «ambas partes», él y el club, están muy contentos el uno con el otro –«si uno no quiere, no lo hace»–, dejó caer sobre tantas renovaciones seguidas, y añadió que ha podido disfrutar de un verano «más relajado» que otros años, marcados por los rumores sobre su futuro.