Raimundo Fitero
DE REOJO

Señales

Cuando uno está bajo los efectos de una luna llena tan preciosa y magnificente, puede empezar a percibir señales quizás un poco difusas de que el fin del mundo está cercano. Esta luna es soberbia, agigantada, caciquil. Ni mostrándole el culo como recomiendan los sabios sarracenos podemos librarnos de sus influjos y eso me lleva a mí a entender que si vuelven a cometer un error en “Saber y ganar”, repitiendo una pregunta, es que este sistema métrico decimal y esta delicada aquiescencia volitiva que da el concurso de Hurtado se ha perdido.

Dos fallos en menos de un mes son síntomas menores e incipientes como para mantenerse alerta. O cambiar de becarios.

Que el peor ministro, el peor valorado, el más incendiario sea nombrado embajador ante la OCDE, para que pueda estar al lado de su nueva esposa es otro síntoma. Quizás más parcial, menos sobresaliente, pero aquí están implicados varios ministerios además del jefe de la banda, para hacerle este regalito de despedida al señor Wert que para mayor abundamiento va a cobrar casi el doble en esta función y además en la romántica París. Este nombramiento nos delata que para estos caciques temporeros a esa organización llamada OCDE no le dan ninguna importancia ni valor para mandar a un tipo de estas características.

Si analizan el discurso alucinante de Rajoy verán una confesión como nunca. Al referirse a la corrupción dijo: «Algunas cosas hemos hecho bien y otras no tan bien». Una frase histórica de un pensador limitado, pero con firma en el boletín oficial. Con la luna en mi cogote yo la interpreto como «hicimos actos corruptos perfectos, magníficos, pero otros nos salieron un poco mal porque metimos a aficionados y dejaron pistas». Una señal más. Menos filosófica, bastante concreta del fin del mundo marianista.