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Más ataques y emboscadas en vísperas de otra convocatoria electoral turca

Trece soldados turcos murieron ayer en una emboscada de la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en el este de Anatolia.

El ataque, el más mortífero desde que el Estado turco lanzó en julio la ofensiva contra la guerrilla kurda, consistió en la activación a distancia de una bomba al paso de una patrulla militar en una carretera de la región de Sirvan, en la provincia kurda de Siirt.

Numerosas ambulancias de localidades cercanas se dirigieron al lugar del atentado, que también causó un alto número de soldados heridos.

El Ejército lanzó una operación para dar con los responsables del ataque y vengar la muerte de «trece soldados héroes».

Al palacio Dolmabahçe

En Estambul, dos personas fueron detenidas después de un ataque con una granada de mano y disparar contra la garita policial situada a la entrada del palacio Dolmabahçe, en la parte europea de la ciudad.

Un policía resultó levemente herido en este ataque, que la agencia oficial Anatolia atribuye a la organización armada de izquierda DHKP-C.

El palacio Dolmabahçe es un lugar visitado por numerosos turistas y también alberga un museo y algunas oficinas del primer ministro.

Elecciones a medida

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, anunció unas elecciones anticipadas a convocar con rapidez (se rumorea que su intención real sería celebrarlas dentro de un mes).

La detención ayer de cuatro alcaldes del HDP apunta a que la intención de Erdogan podría ser ilegalizar al partido kurdo para asegurarse, esta vez sí, la mayoría absoluta.