Iraia OIARZABAL
DONOSTIA
Elkarrizketa
JESÚS GUERRA
DIRECTOR DEL CURSO SOBRE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO

«Por cada suicidio, 250 personas sufren directamente ese impacto»

Jesús Guerra es profesor en la Facultad de Sicología de la UPV-EHU, lo que le dota de un amplio conocimiento sobre los factores sicológicos que pueden inducir conductas suicidas. Desde su experiencia, recalca que se trata de riesgos que se pueden prevenir con los mecanismos adecuados.

Romper las barreras que impiden abordar el suicidio es uno de los objetivos de Guerra. Hablar de ello es una de las cuestiones que cree esencial. Y es lo que hemos hecho.

Cuando hablamos de suicidio, ¿qué debemos tener en cuenta para abordar correctamente el tema sin caer en estigmas?

El suicidio hay que aceptarlo como un fenómeno real, hay que hablar directamente de él. Durante la historia de la humanidad muchas enfermedades han estado estigmatizadas por distintas razones. Por ejemplo, la esquizofrenia se ocultaba y se vinculaba a una posesión demoníaca. El suicidio se ha mantenido estigmatizado como si fuera una conducta contagiosa, como si hablar del suicidio implicase que nos pone en peligro o incluso que lo puede provocar.

Se sabe actualmente que hablar de suicidio no lo provoca. Todo lo contrario, puede ayudar a valorarlo y a analizar las emociones colaterales asociadas a ese sufrimiento y desactivarlas. Mi idea con este curso era que cualquier persona sea capaz de detectar esto y lo derive a un profesional. Nosotros hacemos mucha distinción entre lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer. Lo que no hay que hacer es olvidarlo, obviarlo, mirar para otro lado... sino que hay que afrontarlo, no dejarlo aparte, y si vemos peligro, hacer seguimiento y acompañamiento.

¿Qué se entiende como conducta suicida y qué factores pueden influir en ella?

Hay factores riesgo muy importantes, la mayor parte asociados a trastornos o enfermedades mentales. Normalmente la conducta suicida, cuando se va a materializar, bien si se consuma o no, se inicia con otro tipo de conductas menos observables como las ideaciones suicidas que pueden ser más o menos frecuentes, más o menos intensas, algún gesto suicida... Hay conductas también de búsqueda de ayuda, a veces, porque las personas están desorientadas. Estamos trabajando como sicólogos en factores protectores entre la población joven. Es decir, en aquellas variables relacionadas con la inteligencia emocional, la resiliencia... Son aspectos que entrenados en ámbitos educativos y familiares pueden ayudar a prevenir y a inmunizarnos de depresiones y de ideas que pueden abocar al suicidio.

¿Es cierto que la mayoría de los casos suelen ser predecibles?

Se sabe que los suicidas avisan. Nno es cierto que aparezca de repente, pero a veces resulta difícil porque no se sabe valorar esa amenaza, si es una llamada de atención o no. Nosotros decimos que siempre hay que tomarlo en serio y valorar el grado de gravedad. Hay claves: está la diferencia entre morir y matarse. Es decir: quiero morirme, me dejo morir o me quiero matar. Semánticamente vemos que algunos están más cargados. Una vez que hemos detectado la fuerza de esos pensamientos, observamos si se ha establecido algún método: si hay acopio de medicamentos, si ha pensado algunos lugares en la ciudad donde se viera factible...

Se aconseja hablar directamente y no ocultar esta información. El suicidio es multicausal y nadie se va a suicidar porque hable de ello. Tiene que haber otros aspectos de vulnerabilidad. Se trata de ser consciente de todo eso. No digo tratarlo con naturalidad, porque a todos nos puede preocupar que un familiar nos diga cosas sobre el suicidio, pero sí como otro problema de salud, y hay profesionales que lo pueden tratar.

¿Una persona que ha tenido tentativas de suicidio tiene peligro de arrastrar esa tendencia en lo sucesivo?

Eso es otro de los mitos que se repite. Se sabe que las personas rescatadas, en un alto porcentaje, no lo vuelven a intentar. Hay un porcentaje pequeño que sí lo intenta y este es muy llamativo, es el que aparece en la prensa y parece que es el real. Más o menos se ha calculado que solo el 20% de las personas rescatadas en tentativas lo vuelven a intentar. El 80% queda vacunado, por lo tanto tenemos que intentar rescatar siempre que podamos, porque si lo conseguimos el resultado es esperanzador.

En el curso se han tratado temas como la prevención de la conducta suicida y los protocolos de actuación ante ello....

Nosotros distinguimos tres grados de prevención. La prevención primaria es antes de que haya tentativas y básicamente es a nivel de formación de profesionales, de detectar indicadores de ideación suicida... Por ejemplo, en colegios e ikastolas se sabe con este tipo de estudios que hay aproximadamente un 5% de ideación suicida.

La secundaria es cuando ya se detecta algún factor riesgo, por ejemplo cuando ha habido tentativas. Ahí ya hay programas como el de Osakidetza, en el cual ya se toma una serie de medidas de seguimiento, etcétera.

La prevención terciaria se centra ya en los supervivientes. No solo son las personas rescatadas sino todo el entorno. Se sabe que por cada persona que se suicida o lo intenta aproximadamente unas 250 personas van a sufrir directamente ese impacto. Por cada suicidio hay 20 tentativas y esas tentativas afectan a un entorno social que está más o menos calculado en esa cifra. Son personas que van a sufrir con mayor o menor intensidad ese duelo. El duelo por suicidio es muy patológico porque las personas se sienten culpables, se preguntan cómo no han podido darse cuenta...

¿Desde qué ámbitos debe trabajarse este tema?

He trabajado con el siquiatra cubano Sergio Perez y él dice que el suicidio es la muerte de todos. Quiere decir que todos tenemos un rol en el tema del suicidio: desde la familia o el compañero hasta los profesionales. Hay que tener en cuenta que la Ertzaintza interviene diariamente en 2,3 casos relacionados con el suicidio.

Socialmente, ¿somos realmente conscientes de la problemática del suicidio?

Falta todavía mucho, porque para la gente es un tema tabú que está estigmatizado. Poco a poco nos vamos sensibilizando. Por eso insisto en tratarlo como un tema de salud. Es un tema que podemos abordar y vamos a intentar bajar esas tasas de suicidio.