Iraia OIARZABAL

SUICIDIO: ENTRE TABÚ Y ESTIGMA, UN PROBLEMA CRECIENTE QUE EXIGE SOLUCIÓN

Varias noticias descarnadas han puesto de actualidad esta semana el fenómeno del suicidio, ante cuya crudeza muchas veces la tendencia es mirar hacia otro lado, mantenerlo en silencio por el miedo que genera. Es uno de los primeros errores, según los expertos que abogan por sacar la cuestión a luz para darle solución.

Hablar de suicidio no es nada sencillo. Los tabúes, los mitos y los estigmas existentes al respecto hacen que sea difícil abordar el tema con normalidad, a pesar de suponer una importante problemática si tenemos en cuenta que en la CAV una persona se suicida cada dos días. Expertos en la materia han intentado romper esa barrera en un curso sobre prevención del suicidio organizado por la UPV-EHU.

Hay dos cuestiones a tener en cuenta a la hora de valorar correctamente este fenómeno. Por un lado, afrontar que se trata de un problema de salud que puede prevenirse con la asistencia adecuada. Y por otro, que es una problemática más importante de lo que muchas veces se cree. Los datos disponibles al respecto son muestra de ello.

Así, según los datos recogidos por la Fundación de Salud Mental en España (FSME) en 2103, 253 personas se suicidaron en Hego Euskal Herria. Los últimos datos disponibles en la CAV referentes a 2014 apuntan a 175, lo que lleva a concluir que de media se suicida una persona cada dos días. En el conjunto del Estado español, en 2013 se produjeron 3.870 suicidios, lo que supone una media de 10,6 al día.

Andoni Anseán, de la FSME, pone una serie de indicadores sobre la mesa para mostrar la magnitud del fenómeno, como que por hay 2,1 veces más suicidios que muertes por tráfico, siete más que accidentes laborales, 12,3 más que homicidios o 71,7 más que muertes por violencia machista. En cuanto a la evolución de los casos de suicidio, señala que mientras los accidentes de tráfico se han reducido en un 70,4% en el periodo 2000-2013, los suicidios aumentaron un 14,1%. Asimismo, recalca que este hecho provoca en torno a 900.000 muertes al año en el mundo, más que las guerras y los homicidios, lo que se traduce en que cada 40 segundos una persona muere por suicidio y otra lo intenta cada dos.

Por sexos, los datos indican que son más los hombres que se suicidan, aunque son más las mujeres que lo intentan, triplicando las tentativas.

Ante todo ello, reivindica el valor de la prevención y aboga por implantar mecanismos preventivos también en este ámbito. Y en este sentido, Anseán es especialmente crítico sobre la tendencia imperante hasta ahora: «El tema de las muertes por suicidio no ha importado en España, hay una dejación por parte de las instituciones».

Desempleo y suicidio

Otra de las cuestiones abordadas durante el curso de la UPV es la posible relación entre contextos de crisis económica y suicidios. En ocasiones se han vinculado casos de muertos autoproducidas con la crisis o situaciones derivadas de ella que esa persona pueda haber sufrido, pero la conclusión no resulta tan sencilla. Anseán explica que, si bien puede parecer un dato curioso, la mortalidad tiende a descender en épocas de crisis y a crecer, en cambio, durante las épocas de crecimiento.

No ocurre así con la mortalidad por suicidio. Diferentes estudios indican que hay una relación bastante estrecha entre aumento del desempleo y suicidio. En este terreno Anseán incide: no hablamos de crisis, sino de desempleo. Con todo, lo cierto es que difícilmente puede establecerse una relación directa entre ambos fenómenos. Lo que sí es constatable es que la crisis es un factor de riesgo a tener en cuenta.

Para acercar la realidad de las personas que por motivos relacionados con la economía viven situaciones realmente complicadas, casi hasta llegar al límite, Anseán recomienda el documental “Los que se quedan’’, en el que se recoge el testimonio de algunos de ellos. Los protagonistas han vivido en propia carne cuadros depresivos derivados de la presión económica, por lo que alertan de la importancia de intervenir en este tipo de situaciones, comenzando por afrontar la crisis como un factor de riesgo que puede desencadenar una conducta suicida.

En ello trabajan ya en muchos territorios. Valgan como ejemplo los programas en vigor en Nafarroa y Gipuzkoa. En este último territorio, la siquiatra Andrea Gabilondo pone el foco de atención en una enfermedad muy común como es la depresión. «Es el factor de riesgo poblacional más importante. Está presente en más del 60% de los casos. Además, se sabe que el 40% de las personas con depresión no recibe tratamiento», advierte Gabilondo.

El programa realiza seguimiento telefónico protocolizado a las personas que han tenido tentativas de suicidio y trabaja asimismo en la concienciación ciudadana para borrar todos los mitos existentes e involucrar al conjunto de la sociedad en un problema que, recalca, es de salud pública.

Afortunadamente, la fuerza interior de los afectados, unida a la atención de organismos que acompañan a quienes lo dan todo por perdido e impulsan la prevención de la conductas suicidas, consiguen rescatar a muchas personas. Tal y como dice un protagonista del documental, se trata de que prevalezca «la lucha por la supervivencia, por el derecho a comenzar de nuevo».