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DONOSTIA

Madrid y París pedirán a Bruselas mejoras para ayudar al sector lácteo

Mientras la «Marcha Blanca» lleva la protesta de los ganaderos del norte de la Península hasta Madrid, esta ciudad acogió ayer una extraña reunión, ya que aunque mantienen estrategias totalmente diferentes, los gobiernos español y francés, junto al italiano y al portugués, dieron una imagen de unidad ante Bruselas.

Presionado por las intensas movilizaciones de ganaderos y agricultores que han protagonizado en buena medida la actividad socioeconómica y mediática al norte de los Pirineos, el Gobierno de François Hollande favoreció un acuerdo asumido por todo el sector que establece en 34 céntimos el precio mínimo del litro de leche en origen.

Ajeno a las demandas de los productores del norte de la Península, la semana pasada el Gobierno de Mariano Rajoy intentó lavarse las manos en la reunión que mantuvo la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, con los distintos agentes del sector. No asumió ninguna responsabilidad en la decisión adoptada por la Unión Europea de eliminar las cuotas de producción y, además, dejó caer sobre las espaldas de las comunidades autonómicas la posibilidad de ofrecer nuevas ayudas económicas.

No obstante, ayer, tras la reunión que mantuvieron en Madrid, los titulares de Agricultura de ambos estados, junto a los de Portugal e Italia, adoptaron una postura común: en el Consejo de Ministros extraordinario que se celebrará el 7 de setiembre pedirán la creación de un grupo de alto nivel para que analice la crisis del sector lácteo en el escenario actual, además de un incremento en el anticipo de la Política Agraria Común (PAC).

Peticiones a la Comisión

Como anfitriona, García Tejerina también hizo de portavoz ante los medios de comunicación del francés Stéphane Le Foll, la portuguesa Assunçao Cristas y el italiano Maurizio Martina.

La ministra española puntualizó que estos cuatro estados solicitarán una revisión de los precios de intervención para la leche desnatada en polvo; una mejora de la promoción de los productos lácteos, lo que «significa trabajar para mejorar el consumo en la UE de un producto necesario en toda dieta a todas las edades», así como la de los productos europeos en terceros países; y que se vuelva a abrir el almacenamiento privado del queso para regular la oferta de mercado.

La crisis láctea es una «crisis europea» y, por lo tanto, «la Comisión Europea debe dar respuesta a esta situación», indicó García Tejerina, que avanzó que también solicitarán al Ejecutivo comunitario que trabaje en un sistema de etiquetado de la leche en origen, que mejore el apoyo financiero al sector a través del Banco Europeo de Inversiones, que se puedan financiar con los fondos de esta entidad plataformas logísticas para mejorar las exportaciones de productos europeos y que trabaje en la adopción de medidas que mejoren el funcionamiento de la cadena alimentaria.

A cargo de la PAC

En la cumbre del 7 de setiembre, los cuatro ministros formularán una solicitud para que se incremente el anticipo del 50% «que hoy ya es posible adelantar a los ganaderos europeos» por la PAC, según afirmó la representante española, quien incidió en que «para paliar la situación de algunas de las explotaciones que venden por debajo de los precios de producción es importante inyectar liquidez».

En su opinión, el «escenario postcuotas» implica que «han cambiado las reglas del juego», por lo que es necesario un grupo de alto nivel que analice la crisis del sector, además de la mejora del funcionamiento del Observatorio Lácteo, para que sus datos permitan una mejor toma de decisiones políticas.

Una relación de amor y odio

Si Madrid no fija un precio mínimo para la leche, como ha hecho París, Jesús Manteiga tendrá que vender la mitad de sus 125 vacas y su hija deberá renunciar a sus estudios de ingeniera agrónoma. «Mis felicitaciones a los ganaderos franceses por haberse defendido tan bien», comenta mientras reparte el forraje en una granja próxima a Lalín, en el centro de Galicia, que produce un tercio de toda la leche del Estado español.

Francia suele ser tema de conversación cuando las tres generaciones de la familia Manteiga se sientan alrededor de la mesa de la cocina. Hay elogios por la combatividad de los agricultores galos o por la puesta en valor de sus productos. Pero también hay odio cuando abordan el tema de la gran distribución y la industria lechera.

Un 30% de su producción es adquirida por grupos franceses como Lactalis, Bongrain o Danone a un precio inferior al mínimo de 34 céntimos fijado en Francia.

«Si los ganaderos echamos la llave, aquí no quedará ninguna actividad económica», predice Jesús, que participa en movilizaciones... como en Francia. «La diferencia es que si lo hiciéramos de la misma manera, seríamos recibidos a porrazos por la Policía. Allí, los gendarmes se quedan mirando mientras vuelcan la leche en la carretera», subraya.A. RODRIGUEZ (AFP)