Amaia U. LASAGABASTER
Derbi en Ipurua

El Eibar saca el látigo

El equipo azulgrana celebra su segundo triunfo tras superar con claridad a un Athletic que acusó los esfuerzos acumulados.

EIBAR 2

ATHLETIC 0


El Eibar se apuntó el primer derbi de la temporada. Como el año pasado, aunque entonces fue en la primera jornada y ante la Real, recibió a los vecinos para estrenarse en Ipurua. Y también como entonces, se quedó con los tres puntos.

Sacaron el látigo los azulgranas, para dominar a un león que apenas enseñó las uñas, aparentemente cansado tras tanta correría acumulada en la sabana. Solo en los compases iniciales de ambos tiempos pareció el Athletic capaz de pelear por sus primeros puntos en Liga pero no tardó demasiado en sucumbir ante el esfuerzo acumulado, agudizado por un insoportable calor, y sobre todo ante un anfitrión que ha comenzado la temporada de la mejor manera. Por los puntos, que ya son seis y, a fin de cuentas, lo único que importará dentro de nueve meses. Pero también por la forma de conseguirlos. Como la semana pasada en Los Cármenes, el Eibar venció y convenció. Salvo algún titubeo inicial, mínimo, en defensa, volvió a ocultar todas las costuras que se le suponen a un equipo todavía en construcción. Expeditivo para secar a su rival, con un Dani García que ha comenzado el curso en estado de gracia, y peligroso arriba, con cuatro jugadores que se entienden como si llevaran bastante más tiempo que unas semanas trabajando juntos y que no se desentienden de las exigencias defensivas que les reclama su entrenador.

Un látigo del que no pudo escapar el Athletic en el primer tiempo y menos aún en el segundo, con el peso de los minutos y el bochorno medidos en toneladas, aunque la estrechez del marcador y la calidad de sus futbolistas permitieran a la escuadra rojiblanca aferrarse a la esperanza de un mejor marcador. Al menos hasta que, recién cumplida la hora de partido, Adrián anotó el segundo para los locales. Todavía lo intentaron los rojiblancos, aunque la convicción y las fuerzas decrecieron ya a pasos agigantados.

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No es de extrañar, teniendo en cuenta la tralla que se han metido los vizcainos en las últimas semanas. Como tampoco lo es que Ernesto Valverde refrescara, en la medida de lo posible, su alineación inicial. Herrerín, Gurpegi, Susaeta y Viguera dejaron su puesto a Iraizoz, el recuperado Etxeita, Boveda –De Marcos se situó arriba– e Ibai. Solo la aportación del guardameta se hizo destacar.

Enfrente, el mismo equipo que venció en Granada con una excepción. Llamativa, hasta cierto punto, porque su fichaje lleva la firma de José Luis Mendilibar. Pero en Ipurua se hace raro no ver a Xabi defendiendo la portería local, más aún después de su buena actuación en la primera jornada. Redebutaba, por tanto, el debarra, más de una década después de su anterior etapa armera. Y no pudo tener un estreno más plácido porque el Athletic remató ciertamente poco y menos aún entre los tres palos.

Tampoco el Eibar lanzó excesivamente a puerta pero la sensación de peligro en el área visitante, si no constante, sí fue más frecuente. Sobre todo cuando Adrián encontraba huecos para meter el balón o el juego subía por la derecha del ataque azulgrana. Valverde, de hecho, cambió su banda izquierda al completo en la segunda parte, con la entrada de Sabin Merino –De Marcos se recolocó en el lateral zurdo con el de Urduliz por delante– y Susaeta, que ocupó la vacante del alavés en la diestra.

Para entonces el Athletic ya caminaba cuesta arriba. Tras un primer zarpazo, a los diez minutos de choque, con una combinación entre De Marcos y Eraso en busca de Aduriz, que Capa, rápido, envió a córner, la acción cambió de lado. Y lo hizo para quedarse. Avisó Saúl, con un chut, tras jugada de Dani García y Adrián, ante el que se lució Iraizoz. Probó de inmediato Mauro Dos Santos con un cabezazo que el guardameta navarro también atajó. La tercera fue la definitiva. Error garrafal de Laporte ante la presión de Enrich, penalti y amarilla para el de Agen, y lanzamiento de Saúl, que colocaba a los suyos por delante cumplida la media hora.

La cosa transcurrió de forma similar en la reanudación. Con el oxígeno del descanso y los cambios en el tapete, el Athletic se ilusionó con la reacción. Pero le duró poco porque de nuevo, y bien pronto, el juego y el acierto fueron para su oponente. Al cuarto de hora, una buena acción de Adrián y Keko acababa en córner. La antesala del gol porque, en ese mismo saque de esquina, el centrocampista madrileño cabeceaba en el segundo palo para colar el balón por el lado opuesto.

Ahí se acabó el partido. Lo intentó esporádicamente el Athletic, sobre todo con algún lanzamiento de Aketxe –sustituyó a Eraso, uno de los futbolistas que más ha corrido estas últimas semanas– y un par de acciones a balón parado. Pero siempre se vio más cerca la sentencia al contragolpe de un Eibar ovacionado por su afición, nuevamente feliz. Lo sucedido el año pasado puede frenar la euforia pero no un ápice de ilusión a la familia del líder de Primera.

En Bilbo, por contra, deberán seguir consolándose con los logros veraniegos, al menos hasta la visita del Getafe. El parón, pese a la derrota, vendrá de perlas para volver a respirar.