Asier VERA SANTAMARÍA
Elkarrizketa
KARIN SLOWING
EXMINISTRA GUATEMALTECA

«Otto Pérez Molina pretende forzar su exilio para evitar ser juzgado»

Exministra de Planificación y Programación de la Presidencia de Guatemala, Karin Slowing ofrece desde su perfil opositor lo que a su juicio son las claves de la estrategia del actual presidente del país, Otto Pérez Molina, ante las crecientes protestas populares contra el actual régimen corrupto.

Ministra del anterior Gobierno de Álvaro Colom, Karin Slowing tacha de «desastre» la situación de su país, que a escasos días de las elecciones es escenario de protestas en las calles, donde miles de personas exigen la renuncia del presidente, Otto Pérez Molina, para que sea juzgado en un caso de corrupción.

¿Qué tiene que suceder para que el presidente de Guatemala renuncie?

Otto Pérez Molina se va a arrastrar y hacer lo que sea para llegar sin dimitir a las elecciones del 6 de setiembre, dado que el resultado, con una victoria del candidato del partido LIDER, Manuel Baldizón, va a asegurar su permanencia en la Presidencia hasta el 14 de enero. Posteriormente, ingresará en el Parlamento Centroamericano garantizándose así su inmunidad para ser juzgado. Con la exvicepresidenta Roxana Baldetti en la cárcel, el presidente está de rodillas prácticamente amputado, pero confía en que sus aliados ganen.

¿Cree realmente que puede aguantar en el poder con semejante presión social?

Solo se explica que se mantenga en la Presidencia de Guatemala porque tiene apoyos muy importantes detrás, a pesar de que la patronal empresarial le ha retirado su respaldo. Entre estos apoyos se encuentra el partido LIDER, así como algunas fuerzas oscuras que no se sabe lo que son, pero que se palpan.

¿Se refiere al apoyo internacional que puede estar recibiendo, por ejemplo, de EEUU?

La Embajada de Estados Unidos no ha terminado de bajar el dedo sobre Otto Pérez Molina, dado que si no, algo habría pasado. Tras darle en los últimos años un apoyo explícito, ha pasado a un mutismo, por lo que está esperando a que sean las propias fuerzas nacionales de Guatemala las que terminen de dar el último empujón al presidente obligándole a dimitir. Si los movimientos locales logran su renuncia, EEUU no lo va a impedir, pero tampoco va a hacer nada para sacarlo.

¿Qué le parece el papel que está teniendo la comunidad internacional en toda esta crisis de Gobierno originada por el caso de la corrupción La Línea?

Sorprende y decepciona el mutismo de la comunidad internacional, especialmente de la Unión Europea que de alguna manera ha apoyado su permanencia en el poder. No obstante, la Unión Europea baila al compás de EEUU, que siempre ha considerado Guatemala una de las cinco regiones de Centroamérica más importantes para su geopolítica en cuanto a seguridad, migraciones y los recursos naturales y de comunicaciones.

Con el actual clima de protestas, ¿podría darse el escenario de un golpe de Estado, como el de 2009 en Honduras contra Manuel Zelaya?

Es muy difícil que pase y espero que no, aunque podría ser un escenario, teniendo en cuenta lo que ha sucedido en los últimos días cuando todo apuntaba a que Otto Pérez Molina iba a dimitir. Lejos de hacerlo, ofreció un mensaje a la nación en el que defendió su inocencia y advirtió de que no se va, al parecer, porque no logró lo que quería, que era su inmunidad. En caso de que hubiese un golpe de Estado será autoprovocado para que la comunidad internacional avale su salida del país.

¿Cuál cree que es la estrategia del presidente para evitar ser juzgado, tal como ya han exigido el Ministerio Público y el Comité Internacional contra la Impunidad en Guatemala?

Creo que está haciendo todo lo posible para agudizar la tensión y el estado de ingobernabilidad del país para que la situación en las calles sea tan negativa que lo fuercen al exilio político y algún país lo tenga que aceptar evitando así ser juzgado en Guatemala. Es el mismo escenario que en 1993, cuando hubo una ruptura institucional infringida por el entonces presidente, Jorge Serrano Elías, quien huyó a Panamá. Sin embargo, no creo que ahora Panamá acogiese al presidente de Guatemala, ya que no se trata de un perseguido político, sino que se le quiere juzgar por corrupto.

De momento, todas las protestas están siendo pacíficas. ¿Cree que a la ciudadanía se le puede agotar la paciencia y recurrir a la violencia?

Una de las preocupaciones más grandes de la sociedad civil y de los defensores de los derechos humanos es que en el afán del presidente por exacerbar la situación pueda provocar actos de violencia en las calles infiltrando agitadores en las manifestaciones de protesta. El propio presidente ya amenazó con sacar a la calle a los sindicatos de salud y educación, que los tiene untados, y a organizaciones campesinas que han sido privilegiadas con prebendas. Otto Pérez Molina es como si fuese un animal que cuando está herido solo ataca para defenderse.

¿Existe alguna posibilidad de que en lugar de Manuel Baldizón ganen las elecciones otro candidato, como Jimmy Morales o Sandra Torres?

No tengo ninguna duda de que ganará Baldizón, porque el sector campesino le va a votar. Las preocupaciones de la gente del campo no son las mismas que las de la población de las ciudades, ya que está centrada en afrontar la sequía. Además, si alguien llega y te da una bolsa con dinero o comida le vas a votar.

¿Se refiere a que el candidato de LIDER está sobornando a la población de las zonas rurales?

Sobornar suena muy fuerte, porque supondría una acción consciente del receptor, pero la política de Guatemala es clientelar y Manuel Baldizón tiene entre sus herramientas de promoción la política clientelar en el campo.

Con independencia de quién gane, ¿van a cambiar algo las elecciones en la dinámica de corrupción que afecta a todos los estamentos?

No van a solucionar el problema de fondo y lo único que van a provocar es que se posponga y cambiar el rostro del presidente. Por ello, Otto Pérez Molina espera que la euforia ciudadana que provoque la victoria de Baldizón reduzca la atención de la población hacia su persona y pueda acabar así su cadavérico Gobierno el 14 de enero.

¿Aboga por una reforma constitucional, tal como reclaman algunos sectores de su país?

No soy una fan de la misma, ya que sería peor el remedio que la enfermedad. Antes que eso hay que reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Además, hay que resetear el funcionamiento del aparato público, dado que el fisco está quebrado y la gestión pública paralizada. Todo es un desastre. Es como si hubiera habido un terremoto.