Joseba VIVANCO
DESDE LA GRADA

No hace falta besar el escudo

No es personal, es solo fútbol. El fichaje de Raúl García tiene mucho que ver con la particular ‘Ley Bosman’, o como quieran llamarla, en la que se tambalea el Athletic desde hace escasos tres años. La marcha de jugadores de la casa como Fernando Llorente o Fernando Amorebieta, la partida con nocturnidad y alevosía de un prometedor Javi Martínez, la salida pies en polvorosa de un ‘besaescudos’ como Ander Herrera, removieron los cimientos de ese sentimiento de pertenencia y fidelización al corazón rojiblanco tan incrustado en el aficionado, y al que este se agarraba a falta de títulos con los que retroalimentarse. Corazón, sentimientos, mayores expectativas, suculentos contratos... Menudo cóctel.

Lo resumía ayer mismo el conocido entrenador de porteros Jon Pascua Ibarrola en un artículo titulado ‘‘El sobrevalorado amor a unos colores y los polémicos besos al escudo’’, al citar a Goethe: «No es suficiente saber, también hay que aplicar. No es suficiente querer, también hay que hacer». Es decir, implicación, valores, compromiso por encima del amor a unos colores, del beso al escudo. Eso viene a aportar Raúl García, probablemente uno de los rivales más odiados por San Mamés. Porque lo primero se tiene, lo segundo no se garantiza, como hemos visto recientemente.

El Athletic, más de un siglo le contempla, como diría el periodista y athleticzale Patxo Unzueta «tiene los siglos contados» con su particular filosofía y sentido de pertenencia. Lo que no debe ser óbice para amoldarse a los nuevos tiempos que corren, esos en los que cuando el negocio entra por la puerta, el fútbol sale por la ventana. Y como lo resume el protagonista de esa recomendable película inglesa que es ‘‘Fever Picht’’ (Fuera de juego), «qué difícil es ser hincha de fútbol». Ese que siente, padece, goza, al que le llevan los demonios cuando le sueltan aquello de «es solo un juego». Menuda frivolidad.

El Athletic debe aprender a convivir con este nuevo fútbol donde los sentimientos están en venta, las camisetas de fútbol se ‘manchan’ y no precisamente de barro, los futbolistas son profesionales de esto, y ver fútbol es cada vez más caro, pero también donde a veces suceden milagros y levantas un título 31 años después ante el mejor equipo del mundo, o tienes la fortuna de contar con jugadores como De Marcos, Iturraspe, Susaeta, San José... para los que sí, estos sí, el Athletic es su primera y única opción. Porque está claro que siempre habrá Muniains, Iraolas, pero también Llorentes, Herreras, Amorebietas... Y llegarán Ricos, Bóvedas, pero igualmente habrá Garcías a los que habrá que ganar para la causa.

Escribía Juan Carlos Latxaga al hilo del fichaje del ya excolchonero que «aquí seguimos pretendiendo fichar siempre al Niño Jesús. Tiene que ser un futbolista de calidad contrastada, barato, con el RH en regla y certificado de haber jurado fidelidad eterna al Athletic cuando el día de su Primera Comunión le regalaron una equipación rojiblanca». Del mismo modo que llevamos más de cien años discutiendo quién cumple y quién no con la filosofía para jugar en el Athletic o si seguimos haciéndonos trampas al solitario. Ay, qué difícil ser hincha de fútbol... y más del Athletic.

En los últimos años, arrastrados por el fútbol globalizado, se ha hablado mucho de profundizar en la fidelización de los canteranos. Hasta que den con ello, el Athletic debe tratar de tener a los mejores futbolistas que entren dentro de su filosofía. Y no hace falta que en su presentación besen el escudo.