Iñaki SOTO y Mikel ZUBIMENDI
JOSÉ LUIS ELKORO, EN LIBERTAD

PATRIMONIO VASCO LIBERADO

RARA VEZ EL ESTADO ESPAñOL DESCUENTA UN SOLO MINUTO A LA CONDENA DE UN PRESO POLÍTICO VASCO. POR ESO AYER, AL SER DESPERTADO DE LA SIESTA PARA PRESENTARSE INMEDIATAMENTE EN MARTUTENE, JOSÉ LUIS ELKORO SE AZORÓ. LE PIDIERON QUE LLEVASE CON ÉL LOS APARATOS QUE LO MANTENÍAN VIGILADO. QUEDABA LIBRE, UN DÍA ANTES.

El objetivo de la visita de un equipo de GARA a la casa de Hondarribia donde José Luis Elkoro ha pasado, bajo permiso judicial, los últimos veranos era hacerle una entrevista para el fin de semana y mostrarle nuestro apoyo en víspera de puesta en libertad. No en vano fue encarcelado por su compromiso con su pueblo y, en concreto, con la libertad de prensa. Son decenas las luchas en las que se ha implicado a lo largo de su vida, desde empresariales hasta culturales, pasando por las más políticas como el Movimiento de los Alcaldes, las conversaciones de Txiberta o la creación de Herri Batasuna. Pero su nombre quedará también asociado para siempre a la fundación del diario “Egin”, ilegalmente cerrado por el juez Baltasar Garzón, la causa por la que, sin embargo, ha sufrido una condena de ocho años de privación de libertad.

En teoría, mañana debía presentarse en Martutene para quitarse definitivamente el aparato de control y quedar libre. Desde Bergara habían organizado un acto a las puertas de la cárcel y gentes de todo el país pensaban ir a mostrarle su apoyo. Pero al llegar a la casa, su esposa, Mari Carmen Aiastui, nos da la noticia en auténtica exclusiva: han llamado de urgencia para que se presente en Martutene y le han dicho que lleve consigo los aparatos de control telemático, la incómoda tobillera y los dos trastos que, con su luz parpadeante y un sonido intermitente, recuerdan al visitante que la persona que habita esa casa no goza de libertad, que sigue preso y vigilado.

En ese momento nadie, ni siquiera sus hijos, saben que Elkoro está camino de Martutene. Su experiencia con la Justicia española le ha hecho desconfiar profundamente y hasta no ver la firma y cruzar la puerta de la cárcel con el papel que certifique su puesta en libertad no quiere alterar a nadie.

Toca esperar, paciente o impacientemente, a que el hasta ahora preso llame y confirme que por fin queda libre, un día antes de lo previsto. Aiastui está, sobre todo, contenta. Con una serenidad y una alegría contagiosas relata lo que han sufrido y revela sus planes inmediatos, que pasan por celebraciones con la familia, los actos preparados para el recibimiento y unas merecidas vacaciones. Sin embargo, antes de nada, desean dar un paseo en libertad y cenar en un restaurante. Algo sencillo, algo que llevan más de cinco años sin poder hacer.

No es lugar para vascos

Suena el teléfono y Elkoro informa de que ya está fuera, que se pone en camino. Llamada a las dos hijas y a los dos hijos y rueda la noticia: a sus ochenta años, tras una condena de ocho por fundar y formar parte del Consejo de Administración del periódico “Egin”, el que fuera alcalde de Bergara, miembro de la Mesa Nacional de Herri Batasuna –por lo que pasó otros dos años encarcelado–, un hombre emblemático que representa a una generación, ha recobrado la libertad. Uno menos de un colectivo que a principios de verano contaba con 435 presos, una cifra que va descendiendo gota a gota, con una lentitud exasperante y extemporánea, lo que sin embargo no mitiga la alegría de cada liberación.

Testigos de esa dureza y de esa misma alegría, a Elkoro le han precedido los hermanos Murga y Pablo Gorostiaga. Y pronto saldrán Jesus Mari Zalakain y el director de “Egin”, Javier Salutregi. Además de ellos, del infame macroproceso 18/98 aún permanecen en prisión Karlos Trenor y Joxean Etxeberria, que tienen una condena más larga. Una infamia jurídica, una venganza política, una muestra de inhumanidad que debería sonrojar al Estado y a sus valedores en estas tierras.

Una caja fuerte de valores

Elkoro llega sonriente, con las llaves de casa en la mano. Impacta su serenidad, su humanismo, su honestidad. Se muestra orgulloso y a la vez humilde, es un luchador incansable y en su boca las palabras suenan a sentido común. Es una caja fuerte de valores, de muchos de los valores que mejor representan a su generación. Elkoro, los Elkoro de este país, atesoran algo muy importante que hay que capitalizar en esta nueva fase. Una fuerza que urge liberar, en todos los sentidos de la palabra.

 

Recibimiento a Elkoro hoy al mediodía en la plaza Munibe

José Luis Elkoro llegará este mediodía a Bergara, donde se le tributará un primer recibimiento que sustituirá a la marcha que estaba prevista a la cárcel de Martutene. Mañana, a las 19.00 en la plaza de Bergara, se realizará un acto político en defensa de «la paz y la unidad del pueblo vasco», que contará con la participación de representantes de la sociedad civil.