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Visegrado se atrinchera ante las cuotas obligatorias de Berlín y París

Los cuatro países del Grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia) reiteraron su «no» rotundo a las cuotas obligatorias de reparto de los refugiados que están llegando a Europa y abogaron por el «control efectivo» de las fronteras exteriores de la UE. Frente a ellos, la presión ha llevado a Londres y Madrid a admitir más solicitantes de asilo.

«Hemos acordado que las medidas solidarias sean voluntarias», resumió en rueda de prensa el jefe del Ejecutivo checo, Bohuslav Sobotka, anfitrión de la cumbre del Grupo de Visegrado (V4), integrado por Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia, los cuatro países del antiguo bloque soviético que entraron en la Unión Europea (UE) en 2004.

Sobotka se refería a la propuesta de la Comisión Europea (CE), impulsada por Alemania y el Estado francés, de establecer cuotas obligatorias del número de refugiados con derecho a asilo para repartirlos en todo el territorio comunitario. El acuerdo del V4 enfatiza la necesidad de mantener «el control efectivo y la defensa de las fronteras exteriores de la UE» y abogó por habilitar un corredor ferroviario entre Hungría y Alemania.

Estos cuatro países han destacado por su rechazo a acoger a refugiados e inmigrantes cuya afluencia a Europa este verano ha batido todos los récords. Unas 300.000 personas que huyen de las guerras y de la miseria han llegado este año a las fronteras de Europa, por Italia cruzando el Mediterráneo o por la ruta de los Balcanes entrando desde Turquía. La mayoría de los que transitan por los Balcanes son refugiados de Siria, Irak o Afganistán que aspiran a llegar a Alemania.

La República Checa marca a los refugiados con números, como si fueran ganado, y Eslovaquia ha anunciado que solo acogerá refugiados sirios cristianos, alegando la ausencia de mezquitas en el país, pero Hungría ha destacado por su hostilidad. Después de levantar una valla en la frontera con Serbia y amenazar con hacer lo propio en la que comparte con Croacia y concentrar a los refugiados en campamentos, el Parlamento húngaro aprobó ayer de manera urgente un refuerzo de las leyes antiinmigración y decretó el «estado de crisis». Su primer ministro, Viktor Orban subrayó que la afluencia de refugiados e inmigrantes «amenaza» la identidad europea.

Mientras, Europa sigue dividida y no cesan los llamamientos de los organismos internacionales a acabar con su inacción. Si el jueves Berlín y París presentaron un plan de cuotas obligatorias que también garantice «el retorno de los migrantes irregulares a sus países» y ayudar «a los países de origen y tránsito».

Ayer, cientos de personas bloqueadas en Hungría se rebelaron y reanudaron su marcha a pie hacia Europa Occidental, aumentando más si cabe la presión para que Bruselas halle una respuesta a esta crisis.

Y la presión de Berlín y París y de la ciudadanía europea llevó al británico David Cameron a anunciar, en Madrid, su disposición a acoger a «miles de refugiados sirios», pero solo a los que estén en campos de refugiados.

También el Gobierno español dijo que acogerá más refugiados. Su presidente, Mariano Rajoy, sostuvo que el Estado español «no le va a negar el derecho de asilo a nadie» a quien la legislación internacional se lo reconozca.

Enterrado en Kobane el pequeño Aylan Kurdi

Aylan Kurdi, el niño kurdo de tres años ahogado en el mar Egeo y cuya muerte en su odisea hacia Europa se ha convertido en un símbolo de a tragedia de los refugiados de Oriente Medio, fue enterrado ayer en su ciudad natal de Kobane (Rojava), junto a su hermano Ghaleb, de cinco años, y su madre, Rehan, de 27. Sus cuerpos fueron llevados a la ciudad fronteriza de Suruç bajo estrictas medidas de seguridad y acompañados por el padre, Abdullah Kurdi, quien renunció a continuar su viaje hasta Canadá, donde tiene familiares, aun habiendo sido invitado oficialmente por las autoridades de ese país. «Como padre que ha perdido a sus hijos, lo único que quiero es que se acabe este dolor y se acabe la guerra de Siria», manifestó antes de preguntar: «¿De qué me sirve la solidaridad del mundo si he perdido lo que más quiero?».

Al funeral en Kobane asistieron cientos de personas, entre ellas algunos diputados turcos de los dos principales partidos de la oposición, el kemalista CHP y el prokurdo HDP.GARA