Raimundo Fitero
DE REOJO

Daños

Además de mirar con horror los diferentes focos con conflictos bélicos de esta extraña tercera guerra mundial en la que parece estamos metidos, de contemplar de nuevo que la Tierra debe estar muy cabreada con nuestra inconsciencia y lo manifiesta de manera violenta en todos los puntos de su epidermis, como ahora en el sureste francés, con unas lluvias torrenciales que ya llevan catorce muertos por las inundaciones y torrenteras escalofriantes, me da por recrear mi esquinada mirada en lo de los coches de la marca alemana y de los ataques a un hospital de Médicos sin Frontera por las fuerza aérea estadounidense con el resultado de una decena de facultativos muertos. Y me parece que está todo en el mismo plano secuencia.

Trucar los motores para que pasen inspecciones es una de esas jugarretas que le dejan a uno pensando mucho. Sí, claro, ha confesado la Volkswagen, lo que pone a esta marca y sus submarcas en el disparadero de la bajada de crédito, además de las multas multimillonarias que le pueden caer ya que recibían ayudas y subvenciones precisamente para contaminar menos, y lo trucan, lo que parece inverosímil. Pero yo añadiría más, se les puede acusar también de publicidad engañosa. Quienes tengan un auto con el motor echando más humos de los que cree que echaba y que precisamente pagó un extra, se debe sentir como un idiota.

Porque esos motores son letales. Parece que se ha abierto el proceso de eliminación de los motores diesel en nuestras ciudades y carreteras. Aunque no se sabe si el daño causado hasta ahora es reparable. Para cuando se tome la decisión definitiva, pasarán décadas. Estamos ante un daño colateral grave: la falta de confianza en los científicos. Y una duda, ¿los otros fabricantes de coches cumplen los protocolos o están bajo sospecha?