Joseba VIVANCO
Athletic

El alta médica a Iker Muniain alivia el día después de Riazor

El club comunica que el de la Txantrea se reincorpora al grupo con normalidad 198 días después de su grave lesión en el ligamento cruzado anterior.

Desde su teléfono móvil, Iker Munian tuiteaba el domingo por la tarde con cada gol de sus compañeros en Riazor. «Panteraaaaaaaaa» acompañaba al primer gol de su brother Williams, «Zorritoooooo», tecleaba al segundo de Aduriz. Luego, silencio, tras ver cómo acabaron las cosas cuando nadie, ni los propios deportivistas se lo esperaban. Ayer era el club rojiblanco el que echaba mano de las redes sociales para comunicar que 198 días después de su lesión, el navarro de la Txantrea recibía el alta médica y se reincorporaba con todas las de la ley al grupo. Falta saber cuándo Ernesto Valverde le dará su propio alta, si bien su sola disponibilidad mucho antes de lo esperado supone un incentivo para el plantel ante ese apretado final de año.

Fue, sin duda, la noticia que vino a endulzar un entrenamiento en Lezama bajo la lluvia y con caras nada amistosas. Lo del domingo fue un empate con sabor a derrota. Por mucho que el propio técnico quisiera minimizar el enfado o el disgusto en sala de prensa con lo de ver el vaso medio lleno o medio vacío, o que incluso De Marcos no sabemos si bromeaba con lo de que «si ganas en casa y empatas fuera, acabas sexto seguro». Seguro que Aduriz hubiera verbalizado mejor el sentir personal y colectivo tras dejarse empatar –basta ver alguna imagen de su bronca a los compañeros–, o imaginarse qué le pasaría por la cabeza a un Raúl García que diría aquello de que «en el Atlético esto no hubiera pasado».

Sea como fuere, Valverde tiene mucho que analizar tras este partido que, eso sí, sirvió para sumar un punto más. Su once titular apostó por ponerse el mono de trabajo, priorizar la no pérdida de balones sobre el juego combinativo y eso y la tan reclamada puntería sirvieron para encarrilar un choque complicado. El problema es que esa exigencia física mermó las facultades de hombres como Susaeta o Williams –este último solicitó el cambio–, o incluso de los San José y Beñat, incluso Raúl García, el Depor rentabilizó las bazas de los cambios con Fede Cartabia y Oriol Riera, el Athletic dio no uno, sino dos y tres pasos atrás, y terminó pagando esos diez minutos que le sobraron.

Es verdad como esgrimió Valverde que sus jugadores tuvieron dos o tres opciones de contragolpe para sentenciar ya con el 0-2 y el Deportivo volcado, pero de la misma manera que el Athletic no es equipo de garantías para defender en el balcón del área, tampoco tiene en su gen rojiblanco el contraataque. En cualquier caso, la lección que se saque de Riazor deberá tener rápida asimilación porque el jueves en Belgrado el Athletic se juega mucho y puede verse en parecida tesitura. Tanto que debería hacer suyo el mensaje de Muniain en Twitter tras conocer su alta; echando mano de una legendaria frase del emblemático Steve Jacobs, tecleó «Stay hungry, stay foolish», o lo que es lo mismo, no seas conformista y ve por más sin importar lo que otros piensen de ti.