Raimundo Fitero
DE REOJO

Espectáculo

Ya sabíamos que en la tele se deciden un buen puñado de votos. Los entes públicos dependientes de las mayorías parlamentarias son instrumentos electorales al servicio de quienes dominan en cada ocasión. Pero ahora, en esta campaña al parlamento español, se ha dado el paso definitivo hacia el espectáculo como mensaje. No importan las propuestas económicas, sociales, culturales o institucionales, lo que al parecer importa en estos momentos es que sepas cocinar, bailar, cantar o montar a caballo. Bueno, también hay otro tipo de espectáculo un poco más barroco como es la firma de un pacto en noviembre, pero con fecha de febrero, que el señor Fernández Díaz tuvo a bien que se convirtiera en un acto retransmitido en directo por la televisión, lo que es una novedad y lo califican como una muestra de transparencia. Todos con cuidado porque se escuchaba y se veían las caras. Fue patético, porque lo único que quería el espitoso Rivera era tener otra foto más, ponerse al frente de todas las manifestaciones que huelan a pora, represión, guerra, derecha dura. Quizás sea el más ansioso de los protagonistas de esta campaña. El que más tics ha adquirido en pocos meses, siempre mesándose los cabellos, tocándose la nariz, la comisura de los labios, ajustándose la chaqueta, los puños. Mal asunto. Este constante show se complementa con las redes sociales en donde no son los artistas principales, sino sus equipos quienes manejan las contestaciones y los tiempos de bronca o de adulación. Por cierto, en “El intermedio” se nos contó de manera pormenorizada las pegas que tienen los votantes en el extranjero para ejercer su derecho. Está hecho de manera consciente por la ley aprobada por el PSOE y mantenida por el PP para excluir del espectáculo electoral a casi dos millones de votantes, en su mayoría jóvenes y cabreados. Por algo será.