Iñaki LEKUONA
Periodista

Bandera de fogueo

Como respuesta a los recientes ataques, ha pedido Hollando a sus conciudadanos que coloquen banderas francesas en sus ventanas para mostrar el «orgullo de ser franceses». No se sabe si la medida va destinada a los yihadistas de Dasen o a los franceses que escuchan con cada vez mayor simpatía el discurso racial de Marine Le Pen y su familia, pero vistos los números que marcan los sondeos, seguramente el presidente de la República piensa más en los segundos que en los primeros.

Sucede exactamente lo mismo con los controles policiales en la muga. Aseguran que han rechazado ya a centenares de personas que suponían un riesgo para la seguridad del país, cuando seguramente los más peligrosos están dentro desde hace mucho.

Aquí, la medida de Hollando ha alegrado especialmente a los bazares que hasta ahora no vendían más bandera que la ikurriña a los turistas. Y en cuanto a la muga, cualquiera que la cruce a diario sabe que los controles son lo suficientemente exhaustivos como para fastidiarle a uno diez minutos, pero absolutamente ineficientes si el objetivo es atrapar fundamentalistas.

Eso sí, son lo bastante disuasorios como para que la organización del duratón de Biarritz optara por dejar la pistola en casa y dar salida con una bandera. No la de Hollando; esta era de fogueo.