Alberto PRADILLA
MADRID
Elkarrizketa
ABDALLAH EL HARIF
EXSECRETARIO GENERAL DE VÍA DEMOCRÁTICA

«El Islam necesita una reforma para separar religión, Estado y política»

Antiguo secretario general de Vía Democrática, la principal formación de izquierdas en Marruecos, Abdallah El Sharif fue encarcelado durante años por parte del régimen de Rabat. Ahora ve con esperanza el proceso de cambio iniciado por el Movimiento 20 de febrero, aunque admite sus debilidades y el auge del islamismo como contrarrevolución.

Después de cuatro años muy convulsos en el mundo árabe parece que Marruecos resiste a las demandas de cambio. ¿Cómo ha logrado mantenerse?

La naturaleza del régimen siempre es la misma: despótico y con el poder en manos del rey. Es una democracia solo de fachada. El régimen ha logrado hacer una represión no demasiado dura para que el movimiento no se radicalice y comprar a las direcciones de los sindicatos. Además, ha integrado a un partido islamista en el Gobierno, que es Justicia y Desarrollo.

También la situación del Sáhara está bloqueada.

Es cierto. El régimen lo utiliza para generar miedo y apelar a la unidad nacional.

¿Los procesos de cambio en el mundo árabe ha sido aprovechado por el islamisimo frente a una izquierda debilitada?

Es cierto que la izquierda está débil. Además dividida. Aunque el movimiento islamista también lo está. En Marruecos están quienes apoyan al régimen y también los salafistas, que no son yihadistas, que no quieren participar. Aunque la mayor organización es pacifista, de tendencia sufí y con una posición radical contra el poder. En un primer momento participaron en el Movimiento 20 de febrero pero luego lo abandonaron. Ahora quieren trabajar con las fuerzas de izquierdas. Es cierto que están más fuertes. Eso nos obliga a trabajar y tener más apoyos en los barrios populares.

Las guerras en Siria o Libia han provocado que se refuerze el yihadismo, en este caso el Estado Islámico. ¿No es un balance terrible para movimientos democratizadores como el suyo?

Todo proceso tiene marchas atrás. Pero lo importante es que los pueblos árabes se han despertado. La situación en Libia o Siria es gravísima, no podemos saber qué es lo que va a ocurrir. Pero en Marruecos la gente tieen menos miedo. Los pueblos europeos también tuvieron revoluciones y contrarrevoluciones. Pero esto nunca supuso regresar al absolutismo.

¿Qué hace Rabat ante la salida de jóvenes marroquíes para combatir en las filas del Estado Islámico en Siria o Irak?

El régimen ha cerrado los ojos. Les decía que marchasen y ya verían cuando regresasen. Vivimos en un país policial. Si la izquierda tiene una política de defensa del pueblo en el plano social y en el plano político hay una visión clara para terminar con el despotismo, y si comienza un diálogo público sobre el futuro, podemos tener una transición política bastante pacífica. Habrá yihadismo, pero minoritario.

El Estado Islámico supone una grave amenaza para la región. ¿Cómo cree que evolucionará?

Es un proyecto que no es viable. En el siglo XXI no puedes gobernar como hace 14 siglos. Fue reforzardo por los países occidentales y aprovechó una situación como la iraquí, donde los americanos destruyeron el Estado. Además, por parte de Bagdad hubo una política contra la población suní. Ellos aprovecharon y jugaron con el dinero de Arabia Saudí. A esto se le suma que los europeos querían que hicieran el trabajo en Siria. Únicamente cuando empezaron a ejecutar periodistas es cuando la comunidad internacional comenzó a preocuparse. Con los últimos ataques saben que no van a cambiar la democracia burguesa en Europa. Pero sí que se pueden utilizar para una fascistización de los estados europeos. Se puede usar retóricamente contra el terrorismo pero, en la práctica, actuar contra huelgas o las protestas.

La islamofobia también crece. ¿Qué propuestas plantean desde la izquierda?

Necesitamos una reforma en el Islam. El cristianismo tuvo muchas. Se ha avanzado hacia la separación de Iglesia y Estado y tardó siglos. A nosotros no nos va a costar tanto. La religión es parte de la identidad de nuestro pueblo. Creo que dentro del movimiento islamista hay fuerzas que comienzan a comprender que no podemos tener un Estado islámico como el que existió en tiempos de Mahoma. Hay que aceptar un papel del Islam en la sociedad y los islamistas aceptar una separación entre religión, Estado y política.