Si hay rivales capacitados para romper las mejores estadísticas, el Real Madrid es, indudablemente, uno de ellos. Así lo hizo en Ipurua, forzando al Eibar a «olvidar» sus mejores costumbres. Aunque lo consiguió con un partido muy diferente a lo que se espera de los equipos grandes, y en el que optó por dejar el frac en el vestuario para colocarse el buzo de currela.

Si algo distinguió el triunfo madrileño fue la efectividad ramplona de los vencedores y la inhabitualmente escasa verticalidad de los perdedores. Demérito de estos –quizá menos convencidos de su capacidad de sorpresa que lo que reflejaba su discurso–, pero responsabilidad también de un Real Madrid que, como su anfitrión, dedicó mayores, y mejores, esfuerzos a proteger su portería que a buscar la contraria. El lema oficioso de este Eibar, «robar y a degüello» apenas se dejó oir. Tuvo mucho que ver con el centro del campo rival. Kroos –el que más «pescó»–, Modric y Kovacic robaron más balones que Adrián, Dani García y Escalante, un apartado en el que los azulgranas se imponen normalmente, con mucha superioridad en algunos casos. La semana anterior en El Madrigal, sin ir más lejos, solo Dani y Escalante ya recuperaron más balones de lo que lo hicieron el domingo los tres mediocentros merengues y, desde luego, bastantes más que el centro del campo del Villarreal.

Como consecuencia, también se vieron afectadas otras facetas del juego. Sobre todo la distribución de juego. Solo Kroos dio el domingo tantos pases acertados como los tres centrocampistas eibarreses juntos –aunque la mayoría, también es cierto, fuera en horizontal–. También de ahí que la frecuencia rematadora del Eibar cayera en picado: de El Madrigal a Ipurua, sus disparos a puerta se redujeron a la mitad. El Real Madrid es, de hecho, el segundo equipo tras el Atlético, que se marcha de Ipurua con su portería inmaculada. Desde entonces, han pasado más de dos meses, los armeros habían marcado en todos sus partidos, en casa y fuera.

La excepción

No habría sido descabellado que la portería del Eibar también hubiera acabado imbatida. Porque los merengues se encontraron con un rival que prácticamente les impidió pisar el área.

Pero era un día para romper estadísticas y el cuadro armero encajó su primer gol en estrategia de la temporada, ante un rival que se llevó casi todos los balones por alto. Con todo, los números del Eibar en este sentido siguen siendo claramente favorables: frente a ese único gol de Bale, los guipuzcoanos han marcado cuatro goles en saque de esquina (Granada, Athletic, Celta, Getafe) y otro en remate de falta (Sevilla). Las cuentas les siguen saliendo.

La costumbre, en este caso mala, a la que sí se aferró el Eibar fue la de su incapacidad para las remontadas. Siempre que marca primero, lo que es habitual –el domingo se fue al descanso por debajo en el marcador por primera vez– acaba puntuando pero todavía no ha sido capaz de remontar un marcador adverso. De hecho, ante los dos únicos rivales que se le han adelantado, Atlético y Real Madrid, ni siquiera ha sido capaz de hacer un gol.

Keko vuelve al equipo, se cae Escalante

«Escalante es un cebollo de la leche, ya se lo he dicho –sonreía José Luis Mendilibar tras el encuentro–. 2-0 perdiendo en el 87, tiene cuatro tarjetas... Pero como es así, nos da y en estas se quita él a sí mismo. No le podemos cambiar pero bueno, cuando roba balones e incomoda al rival le tenemos que dar las gracias». En definitiva, que el argentino vio su décima amarilla –es el jugador más tarjeteado de la Liga– el domingo y se perderá el derbi de Anoeta.

Una baja sensible, sin duda, aunque la recuperación de Adrián ofrece una alternativa más para el pivote al técnico, que además tiene a Eddy. Es posible que incluso evite un dolor de cabeza a Mendilibar, ya que podría contar de inicio con Adrián, Enrich y Bastón, si el delantero se recupera de los problemas físicos que le dejaron fuera del equipo ante el Real Madrid.

Mendilibar, además, recuperará a Keko, una vez cumplida su sanción.A.U.L.