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Más de cien kurdos muertos en los últimos cinco días de ofensiva turca

Más de un centenar de kurdos, que Ankara identifica como miembros del PKK, han muerto en los últimos cinco días de ofensiva militar turca sobre Kurdistán norte, que el Gobierno afirma que continuará, mientras sigue aumentando el número de víctimas civiles

Al menos 102 kurdos, que el Ejército turco identificó como militantes del PKK, han muerto en los últimos cinco días en la vasta operación militar que Ankara lleva a cabo en Kurdistán norte, con fuerzas especiales de la Policía y el Ejército. Además, fuentes kurdas señalan que el número de víctimas civiles aumenta a diario, en el estado de excepción en que se encuentran varias ciudades.

Las fuerzas de seguridad turcas solo admitieron la muerte de dos soldados y cinco civiles en los enfrentamientos con la población y las milicias juveniles, que resisten ante el toque de queda impuesto.

Un total de 10.000 soldados, apoyados por tanques, han sido movilizados en esta ofensiva que se concentra en dos ciudades próximas a las fronteras siria e iraquí, Cizre y Silopi, en la provincia de Sirnak, bajo toque de queda hace días si bien esta medida de excepción ha sido implantada en decenas de ocasiones hasta en 17 localidades kurdas.

El jefe del Estado mayor, general Hulusi Akar, que visitó el sábado a sus tropas, declaró que «las operaciones en la región continuarán con determinación hasta que el orden público se restablezca».

A la vez, el Ejército turco indicó que el viernes aviones de combate habían llevado a cabo bombardeos contra campamentos del PKK en el norte de Irak.

Toque de queda

También el distrito de Sur, en Diyarbakir, la principal ciudad de Kurdistán, así como la vecina Nusaybin, se han convertido en campos de batalla.

La ruptura del alto el fuego entre el Gobierno turco y la guerrilla del PKK el pasado verano precipitó la creación de las «autonomías democráticas» en varias ciudades kurdas, un modelo de autogobierno que fue respondido con el toque de queda por parte de Ankara.

Además, la victoria del AKP, el partido del presidente, Recep Tayyip Erdogan, en las elecciones del 1 de noviembre, radicalizó la ofensiva militar.

Militantes del YPG-H, movimiento juvenil próximo al PKK, protagonizan la resistencia en estas ciudades sitiadas, donde levantan barricadas y abren zanjas para impedir la entrada de soldados y policías. Los enfrentamientos han provocado el éxodo de casi 200.000 personas. Algunas ciudades afectadas presentan imágenes de guerra, con hospitales, escuelas y viviendas devastadas. El curso escolar ha sido interrumpido y los servicios sanitarios sufren la falta de medicinas, mientras el Estado ha pedido a los funcionarios que abandonen las ciudades bajo toque de queda.

La agencia de noticias kurda Firat dio cuenta de la muerte de tres mujeres ayer en Nusaybin, Silopi y Cizre, esta última embarazada de ocho meses. Además, los disparos de artillería incendiaron tres viviendas en Diyarbakir, mientras en Silopi los ataques de las fuerzas turcas impedían incluso enterrar a las víctimas.

Una guerra civil

El primer ministro turco, Ahmet Davotoglu denunció «un intento de desencadenar una guerra civil», a la vez que advertía de que las operaciones militares continuarán.

También el líder del PKK Murat Karayılan ha acusado al Gobierno del AKP de convertir el conflicto en una guerra civil con el objetivo de impedir el papel relevante que está adquiriendo el pueblo kurdo ante una futura reconfiguración de toda la región tras la guerra siria.

La ofensiva está siendo respondida con protestas. En Estambul, unos 600 manifestantes fueron disueltos por policías antidisturbios.

En Van, la Policía uso balas de goma y gas lacrimógeno contra cerca de mil manifestantes, provocando al menos tres heridos y decenas de detenidos. También fueron reprimidas protestas similares en Amed e Izmir.