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Dimite el titular de Economía ucraniano tras denunciar corrupción en el poder

El ministro de Economía ucraniano, Aivaras Abromavicius, presentó su dimisión tras denunciar corrupción en las filas de la coalición en el Gobierno y presiones ejercidas contra las reformas que ha promovido, aunque el presidente le pidió que siga en el cargo.

El ministro de Economía de Ucrania, el actor central en la lucha contra la corrupción, cerró ayer la puerta del Gobierno, acusando al poder de corrupción y de bloquear las reformas prometidas, mientras el país está sumido desde hace dos años en una grave crisis económica.

«Hoy he decidido presentar mi dimisión. La causa es el bloqueo a cualquier intento de reformas estructurales en nuestro país. Ya no se trata solo de falta de apoyos o voluntad política. Se trata de acciones concretas dirigidas a paralizar nuestra labor reformadora», lamentó el ministro Aivaras Abromavicius, exbanquero lituano nacionalizado ucraniano en 2014.

A su llegada al cargo, en diciembre de 2014, el ministro se comprometió a frenar la lacra de la corrupción y prometió usar «los métodos más radicales» para reformar el país. Ayer apuntó a Igor Kononenko, uno de los líderes del partido Bloque Petro Poroshenko, del presidente ucraniano, como una de las personas que han torpedeado su trabajo. «Ni yo ni mi equipo tenemos ganas de ser la tapadera para la corrupción descarada, marionetas de aquellos que quieren disponer del dinero público al estilo de las viejas autoridades. Estas personas tienen nombre, y uno de ellos es Igor Kononenko», afirmó.

Denunció «un claro intento de establecer un control sobre los flujos financieros, sobre todo dentro de Naftogaz (operador de gas de Ucrania) y en la industria de defensa».

«Personajes sospechosos»

Abromavicius, de 40 años, explicó que además de privar a su familia del servicio de seguridad que le corresponde a un ministro, algunos de sus colegas le «presionaron con fuerza para que incluyera a personajes sospechosos» en su equipo o «para que les diera cargos clave en empresas del Estado». «Las fuerzas del mal quieren rebobinarlo todo. Hay que deshacerse de los supervisores que ordeñan la economía ucraniana. Todos los tecnócratas que llegaron como yo al Gobierno pensaron que sería diferente, que recibirían apoyo al más alto nivel», se quejó.

Horas más tarde de la comparecencia de Abromavicius, el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, informó en su cuenta en Facebook de que se reunió con el ministro y le pidió que siga en el cargo, tras lo que éste «se marchó para pensarlo». El presidente, según la Constitución, no tiene poder sobre la formación del Gobierno.

Decepción

Poroshenko invitó a Abromavicius a su residencia después de que los embajadores en Kiev de Alemania, Canadá, EEUU, Estado francés, Italia, Lituania, Gran Bretaña, Suecia y Suiza publicaran una carta abierta en la que defendieron la gestión del ministro, cuyas reformas, dijeron, contribuyen a estabilizar la situación económica del país. Los embajadores respaldaron su lucha contra la corrupción, manifestaron su decepción por su renuncia e instaron a las autori- dades ucranianas a abandonar las «divergencias» y dejar en el pasado «los intereses egoístas que frenan el avance del país».

Inversores y analistas coinciden en que la corrupción sigue siendo un obstáculo importante para el desarrollo de Ucrania, un país sumido en un conflicto armado en el este y en una profunda crisis económica.