Arantxa MANTEROLA
INSTITUCIÓN PARA IPAR EUSKAL HERRIA

Planteamientos viejos que enmarañarán un debate complejo

A pocos días de que se presente el planteamiento concreto de mancomunidad única para Ipar Euskal Herria que votarán los municipios, la cuestión vuelve a copar el debate político-institucional. El tono irá «in crescendo», sobre todo después de que un grupo de alcaldes haya puesto sobre la mesa otra alternativa a la del prefecto: un polo metropolitano.

La comisión específica para la reorganización de la intercomunalidad en el departamento de Pirineos Atlánticos (CDCI) presentará en breve el planteamiento concreto respecto a una mancomunidad única que agruparía a todos los municipios de Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa.

Los ayuntamientos dieron ya a conocer su opinión, ampliamente favorable (71% de los 158) a la fórmula de una única mancomunidad en base a la forma jurídica de EPCI para diciembre pasado, pero antes del verano, tendrán que votarla oficialmente. El proceso tiene que estar finiquitado para finales de año ya que la nueva institución supramunicipal entrará en vigor el 1 de enero de 2017.

Por lo tanto, la trascendencia que tiene el tema para el futuro del territorio se reflejará aún con más fuerza según vayan acercándose los citados plazos de decisión, máxime cuando esta misma semana un grupo de alcaldes, principalmente de centro-derecha, ha presentado una propuesta alternativa, tras criticar la prefectoral que fue avalada en primera instancia por la mayoría de los consistorios.

Dicho grupo dice representar a unos 30 municipios, entre ellos varios de los más importantes de la costa, y es crítico con el proceder del prefecto, principalmente porque ha circunscrito las fórmulas posibles únicamente a la citada. En octubre se prometió que iban a trabajar otra que creen «más pertinente, menos precipitada y más acorde con la realidad de los diferentes territorios».

Para ello se han tomado su tiempo. Bastante, a decir verdad, porque aunque el debate arrancó oficialmente a finales de setiembre, las intenciones del prefecto, Pierre-André Durand, eran ya conocidas desde más de un año antes, cuando las expuso con bastante detalle al Consejo de Electos, y también a la prensa el 27 de junio de 2014. De hecho, ese mismo Consejo y diferentes fuerzas políticas (EH Bai, EAJ-PNB, EE-Les Verts...), así como actores de la sociedad civil (Batera, Consejo de Desarrollo, Euskal Konfederazioa…), ya habían estudiado la cuestión y manifestado (cada cual con sus matices y puntualizaciones) su apoyo al planteamiento del prefecto para principios de julio de 2015. Es entonces cuando se aprobó la ley NOTRe, que obliga a una nueva reestructuración de las mancomunidades.

Pero se hayan invitado o no un tanto tardíamente al debate, lo sorprendente es que la fórmula que priorizan, la de un Polo Metropolitano Flexible (PMF), fue ya desterrada por el propio Consejo de Electos –del que la mayoría formaban parte– por «inadecuada e insuficiente» para hacer frente a los retos de Ipar Euskal Herria. Ocurrió hace tres años, cuando, con un inédito consenso, se planteó una Colectividad Territorial Específica que fue rechazada por París.

Ahora dicen que la fórmula vale. Obviamente tienen toda la legitimidad para hacerlo, pero no queda claro cuál es su meta última. Aseguran que su objetivo consiste en llegar «progresivamente» a una única estructura en la que también estarían integrados todos los municipios. El documento presentado deja la puerta abierta a que sea un EPCI (precisamente lo mismo que se plantea ahora y creen «inapropiado») o a «algo más ambicioso» como la Colectividad Territorial Específica abortada por el Estado.

Lo curioso es que cuando se les preguntó en la presentación de su propuesta quedó a la vista que no todos lo tienen tan claro. Algunos incluso contradijeron la afirmación rotunda que de entrada hizo el alcalde de Biarritz, Michel Veunac, de que «el perímetro del que hablan es estrictamente el de los territorios vascos». El primer edil de Bidaxune, por ejemplo, dijo que no le importaría «juntarse con una parte del Bearn», y el de Angelu, Claude Olive, que es miembro de la comisión CDCI, había propuesto en ella crear una mancomunidad vasco-bearnesa.

No menos llamativos resultaron los argumentos de Veunac cuando aseveró con vehemencia que no tienen que «recibir lecciones de nadie para demostrar el apego que tenemos hacia el País Vasco, algo que algunos ponen en duda». Refiriéndose a sí mismo, recordó que lleva «más de 20 años como electo centrista en Biarritz y los abertzales han sido muchas veces parte de nuestro gobierno local, fuimos de los primeros en abrir ikastola y en poner en marcha iniciativas para la promoción de nuestra querida lengua». Con ello reconocía implícitamente que los postulados abertzales son percibidos como los más auténticos en lo que respecta la salvaguarda del país.

Anécdotas aparte, la propuesta de los alcaldes va a generar zozobra, sobre todo entre los electos que tienen que decidir, ya que realmente la cuestión está poco presente en las preocupaciones de la ciudadanía. Dijeron que no pretendían «meter miedo a nadie» pero huelga decir que el tema se las trae. Sea la mancomunidad única, el polo metropolitano o alguna otra fórmula, la puesta en marcha será complicada, pero lo más relevante es que se puede perder la oportunidad ofrecida por primera vez por el Estado de aunar y visibilizar en una institución, aunque sea de nivel intermunicipal, al conjunto de los tres territorios vascos.