Martxelo DÍAZ
IRUÑEA

Ni seguridad ni economía justifican el recrecimiento del embalse de Esa

Dos expertos de la talla de Pedro Arrojo y Antonio Aretxabala destacaron ayer en el Parlamento navarro que ni los argumentos económicos ni la seguridad aconsejan continuar con las obras del recrecimiento de Esa. Arrojo recordó que su alternativa de ocho embalses de regulación, presentada hace diez años, es más segura y más rentable.

El recrecimiento de Esa no tiene sentido. Por un lado, no responde a una lógica económica, ya que no puede satisfacer las demandas de ampliación de regadío en Bardenas. Además, no se puede garantizar la seguridad de las laderas sobre las que se asienta la presa en una zona con un largo historial de movimiento sísmicos y donde la actividad humana «ha triturado» la base de esos montes.

Estas son las principales conclusiones de los informes que dos reputados expertos presentaron ayer en el Parlamento navarro. Se trata de Pedro Arrojo, doctor de Físicas por la Universidad de Zaragoza, uno de los escasos europeos galardonados con el premio Goldman (el Nobel medioambiental), referencia en políticas hídricas y también diputado de Podemos en Madrid, y Antonio Aretxabala, reputado geólogo y profesor de la Universidad de Navarra.

Tras recordar que el recrecimiento de Esa se planeó como «un megaalmacén» dentro del cuestionado Plan Hidrológico Nacional (PHN), Arrojo subrayó que no tiene sentido económico apostar por grandes recrecimientos para ampliar las zonas de regadío y abogó por la regulación en tránsito, la construcción de pantanos más pequeños a lo largo del Canal de Bardenas. «No se puede llevar un tubo de Yesa a Bardenas», destacó.

De este modo, la alternativa propuesta por Arrojo consiste en ocho pequeños embalses o balsas –alguno de una «dimensión considerable»–, lo que, además, permitiría una construcción escalonada modularmente, haciendo posible que se ajusten los costes en función de las necesidades.

Arrojo recordó que ya propuso esta alternativa hace diez años. Lo que entonces era una posibilidad, ahora se ha convertido en una necesidad, ya que los deslizamientos registrados hacen que aunque se haga el recrecimiento para sostener la ladera, no se podrá llenar. Los embalses alternativos propuestos tienen incluso más capacidad que un Esa recrecido.

«Un chandrío»

El geólogo Antonio Aretxabala calificó de «chandrío» la intervención humana en el recrecimiento de Esa. Así, recordó que el embalse se sitúa en la zona de mayor actividad símica del norte de la Península Ibérica, en la Canal de Berdún, donde hay documentados terremotos en fechas tan lejanas como 1357.

Junto a ello, Aretxabala añadió que las laderas de Esa son inestables y que esta característica se han incrementado por las obras del recrecimiento. «Han triturado las laderas», destacó. Al realizar una intervención se producía un deslizamiento, que se intentaba solucionar quitando peso de la ladera. Esta práctica, ha provocado, entre otras cuestiones, que el presupuesto inicial se multiplique por cuatro, siendo la obra hidráulica del Estado español con mayor desviación.

La situación en Esa es irreversible, puesto que una vez que se ha llegado al punto de fracturaron que sufre la ladera es imposible recomponerlo –«no hay loctite para eso»–, por lo que Aretxabala denunció que hablar de seguridad en Esa «no es más que una promesa, sin certezas».

El tetrapartito exige que se paralicen las obras

Esta vez las cuatro formaciones políticas que sustentan al Gobierno del cambio hablaron con una misma voz. No en vano, la paralización del recrecimiento de Esa es uno de los puntos que los cuatro partidos consensuaron en el acuerdo programático.

De este modo, Unai Hualde (Geroa Bai), Dabid Anaut (EH Bildu), Rubén Velasco (Podemos) y Marisa de Simón (I-E) volvieron a reclamar al Estado español que paralice el recrecimiento de Esa y que se analicen alternativas más seguras y económicas, como las planteadas por Pedro Arrojo.

Los portavoces de la oposición, Luis Zarraluqui (UPN) e Inma Jurío (PSN) –el PP no asistió– optaron por intentar desacreditar a los autores de los informes comparándolos con los elaborados por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y que han quedado en papel mojado por los hechos y se ampararon en que esta cuestión supera las competencias navarras, que son del Estado. M.D.