«Estamos reflexionando activamente sobre esta cuestión y tomaremos una decisión próximamente», dijo Benoît Coeuré, miembro del directorio del Banco Central Europeo, al diario “Le Parisien” al ser preguntado sobre el futuro del billete de 500 euros, la denominación más alta de la moneda única que utilizan 19 estados de la UE.

«Las autoridades competentes sospechan, cada vez más, de que están siendo utilizados para fines ilícitos, un argumento que no podemos ignorar», explicó Coeuré en referencia a los billetes de color violeta.

Aunque solo representan el 3% del número de billetes de euro, suman el 28% de su valor total –según estadísticas del BCE–, por lo que se utilizan para transportar grandes cantidades de dinero de forma discreta. Su papel en la circulación de «dinero negro», la corrupción y la financiación de actividades ilegales se está viendo más acentuada, al tiempo que la UE ha decidido reforzar la «lucha contra la financiación del terrorismo», especialmente por la presión ejercida por París tras los últimos atentados en el Estado francés.

A principios de mes, la Comisión Europea indicó que desea «trabajar junto al BCE y todas las partes afectadas para ver si es necesaria una acción específica sobre este tema».

La decisión final la tomará el consejo de gobernadores del BCE, que agrupa a los seis integrantes del directorio y a los 19 presidentes de los respectivos bancos centrales estatales.

Algunos expertos señalan que la supresión de los billetes de 500 tendría un efecto secundario beneficioso para el BCE: al limitar la posibilidad de acumular grandes sumas en pequeños espacios, podría estimular la circulación del dinero en la zona del euro y, de esa forma, dar un impulso a la dinámica de los precios, que permanece estancada pese a que el instituto emisor europeo está intentando relanzarla por todos los medios.