Joseba VIVANCO
Athletic

Valverde tenía razón

Valiente partido de los leones en el Bernabéu en el que la mayor pegada del Madrid acabó por infligirles un castigo excesivo.

REAL MADRID 4

ATHLETIC 2


Albert Einstein tenía razón, las ondas gravitacionales que predijo hace un siglo existen. Y Ernesto Valverde, aunque lo vaticinara dos días antes del clásico de ayer, tenía razón, el año pasado al minuto de juego el Madrid ya les hizo gol, a Cristiano Ronaldo mejor no mentarlo por si las moscas y cuando «estás cómodo, tienes el balón, lo estás haciendo bien, te gustas... es ese momento en el que te van a liquidar». Y así fue. Tal cual. Gol del luso al minuto dos de partido, un Ronaldo que estuvo en todas las jugadas de ataque locales hasta que se difuminó en la segunda mitad y cuando mejor estaban los bilbainos, con el marcador igualado y malgastantado ocasiones, vino el zapatazo imparable de James y con el minuto 45 de la primera mitad sobrepasado, la puntilla de Kross. Una losa, ese 3-1, demasiado pesada para unos leones que no perdieron un ápice de fiereza, de determinación y exigieron a los de Zinedine Zidane hasta el último suspiro en que Elustondo, que no jugaba desde primeros de diciembre ante el AZ Alkmaar, se sacó de la chistera un cabezazo que Aduriz firmaría.

El postrero gol del beasaindarra sirvió para premiar en parte y maquillar una goleada que para nada hacía justicia a lo visto, aunque la terca estadística revele que el Athletic ha recibido 3 goles como mínimo en sus 9 últimas visitas ligueras al Santiago Bernabéu. Y esta vez no iba a ser menos. La diferencia de pegada volvió a ser determinante ayer como ya lo fuera hace días en el Camp Nou, aunque para ser justos, si los rojiblancos fallaron claras oportunidades como la de Aduriz que le sacó al vuelo Navas en el minuto 7 o la que el propio ariete envió al larguero con el 1-1, no es menos cierto que un de nuevo enorme Iraizoz al que los Kepa o Remiro tendrán que sudar para quitarle de ahí, evitó que los merengues aumentaran su renta. En cualquier caso, como asumía el navarro Eraso nada más concluir el choque, «es difícil llevarte algo del Bernabéu si no aprovechas las oportunidades». Y si encima concedes un gol al minuto 2 y otro justo antes de irte al descanso, ni te cuento...

El Athletic fue a Madrid, dio la cara y perdió. Perdió, pero compitió, si sirve de algo. Y lo hizo, ojo, con un once inicial en el que Sabin Merino, Eraso y Lekue acompañaban a Aduriz, y un once final con Elustondo y Viguera. El Athletic nunca bajó los brazos. Ni cuando al poco Ronaldo te deja sentado en un quiebro y perfora tu red, ni cuando el rival tiene el partido controlado y el balón secuestrado por los Modric y compañía mediada la segunda mitad, y es capaz de sacar fuerzas de donde no las hay para seguir apretando, irse arriba, correr la banda, incomodar al Madrid, correr riesgos, encajar otro tanto y todavía vender cara tu piel con un segundo gol. Mucho mérito el de los bilbainos por mucho que Valverde vaticinara lo que podría pasar y a ningún aficionado le extrañara que el partido y el resultado fuera por esos derroteros.

Txingurri apostó por Etxeita atrás y por Lekue adelantado pero por banda izquierda, quizá para tapar las subidas del entonado Carvajal, al que Zidane dispuso en la banda contraria. Movimiento táctivo que Ronaldo puso en jaque con su tempranero gol, al que Aduriz respondió con un cabezazo desviado.

El Athletic apretaba alto y el Madrid se dejaba dominar, abrazo del oso. Iraizoz evitó el segundo a remate de Kovacic y un de nuevo estajanovista Eraso no desaprovechó el regalo de Varane, que no iba a tener su día, expulsado en el 83 de manera rigurosa tras sendas amarillas por dos saltos con Aduriz en un choque de guante blanco, en el que Etxeita vio la quinta amarilla y se perderá el derbi ante la Real.

El tercero, la puntilla

Empujaban los bilbainos, se dejaban querer los madrileños, el día de los enamorados no era ayer, así que el flechazo con el gol de Aduriz lo evitó Keylor Navas, un soberbio testarazo que el guardameta sacó en una estirada para la foto. Fue Balenziaga el que inició jugada, henchido de confianza como está el de Zumarraga, dejó sentado a su par, centró como el mismísimo Argote y desde allá donde San Pedro perdió las llaves planeó Aduriz entre Ramos y Carvajal para lucimiento del costarricense. Antes, ‘Iraoz’ –empeñado en pronunciar un José Antonio Camacho metido a comentarista televisivo–, atajó a una mano un cabezazo de Danilo a bocajarro.

No había tregua, ritmo vertiginoso, un medio campo donde la pelota pasaba sin saludar, De Marcos que marraba una elaborada jugada del Athletic, Laporte que sacaba un par de remates blancos, Varane hacía lo propio con otro de Aduriz... Dominaban los leones, apretaban alto para evitar la salida con el balón jugado desde Navas, pero los merengues lanzaban dentelladas en forma de contragolpe siempre en busca de un remate dentro del área que el colombiano James vio no conducía a nada. Desde su banda derecha, diagonal y zapatazo pegado al palo contrario de un Iraizoz superado. «Estás cómodo, tienes el balón, lo estás haciendo bien, te gustas...», que avisaba Valverde... ¡y zasca! Un jarro de agua fría que no varió la predisposición de los rojiblancos, sabedores de la fragilidad atrás que muestra este Madrid de Zidane, y que a punto estuvo de aprovechar Sabin Merino en una volea alta. Y agarrados a ese esperanzador 2-1, casi camino ya de vestuarios, Kross sentenció a la media vuelta una elaborada combinación que nunca debió haber pasado

Excesivo castigo y holgada ventaja para un Madrid que iba a gestionar con eficiencia a base de posesión, toque y control. El ritmo del partido perdió intensidad, el Athletic no se hacía con la pelota, el cronómetro corría peligrosamente para sus intereses, hasta que el interruptor se activó, mediada esa segunda mitad, y los leones echaron el resto, empezaron a mandar a base de empuje, de elevar el ritmo. Sabin Merino cabeceó fuera, Navas salió a los pies de Aduriz, Muniain oxigenaba el ataque, Gorka atajaba sin dificultad los chispazos de Ronaldo... hasta que un inoportuno patinazo de un De Marcos ya exhausto permitió al luso fusilar de cerca a Gorka. Si el 3-1 fue un jarro de agua helada, el 4-1 un castigo innecesario para mayor lucimiento y gloria del de Funchal.

El portero navarro le iba a privar del triplete, lo que aprovechó De Marcos para un último servicio a la causa, ponerla de ‘10’ y Elustondo sacarse un cabezazo de ‘9’. Al final, 4-2, previsible, con un Athletic con lo puesto –qué gallo hubiera cantado ayer con Williams o San José– pero reconocible, valiente y que invita al optimismo. «Merecimos un resultado mejor y si no marcas en el Bernabéu, luego se paga», se lamentaba uno de los mejores, Balenziaga, en su resumen del partido. Poco más que añadir. Es más, Valverde ya lo había predicho. Como Einstein.

«Era aguantar atrás 30 segundos, pero su tercer gol nos ha matado»

«En general, tenemos la sensación de haber perdido una oportunidad grande de haber podido ganar, pero no tengo ningún ‘pero’ a la actitud del equipo», fueron las primeras palabras de Ernesto Valverde , en una especie de deja vú, que recuerda a lo sucedido en el Camp Nou en Copa o las visitas a equipos como el Atlético y el Sevilla. El técnico rojiblanco reconoció que se va con la sensación de haber recibido un castigo demasiado grande por parte del Real Madrid, del que destacó su «pegada» después de, incidió, un primer tiempo dominado casi siempre por el Athletic. «Nos hemos ido con un 3-1 en contra. Hemos pecado de candidez recibiendo el último gol en el último minuto. Con 2-1, generábamos dudas y el 3-1 era otra cosa. Aquí hay que hacer muchas cosas para ganar y ellos tienen mucha pegada. Ahí está la diferencia», explicó.

Tras encajar el primer gol, «lo hemos hecho bien, veía que el partido lo teníamos decantado para nosotros. Pero de nada sirve el dominio si las ocasiones no las conviertes porque en cualquier momento pueden marcar. Han hecho el segundo con James, queríamos irnos al descanso con la diferencia mínima y nos hemos precipitado en el tercero con una presión desequilibrada», lamentó. «En vez de mirar el marcador y juntarnos atrás para aguantar treinta segundos que quedaban, ese gol nos ha matado. El segundo tiempo se han reforzado en jugar a la contra y nosotros nos teníamos que abrir. Siempre esperaba que en alguna jugada pudiéramos hacer el 3-2, como el mano a mano de Aduriz, y crear incertidumbres», concluyó un Valverde que se lamento de otra ocasión perdida.J.V.