Joseba VIVANCO
Athletic

La cara y la cruz

Un atrevido Lekue y su debut goleador fue de lo poco rescatable de un Athletic metido en el «cuarto oscuro», que perdonó en la primera parte hasta el punto de desperdiciar Aduriz un penalti y permitió en una espesa segunda mitad que el Granada le empatara.

ATHLETIC 1

GRANADA 1

 

«Un jugador que cobra 15 millones de euros no puede errar un penalti», sermoneaba Fernando Niembro, un peculiar comentarista argentino. Aritz Aduriz no cobra eso ni de lejos, pero con lo que gana, seguro que tampoco debería fallar una pena máxima como la de ayer. La segunda que yerra de las cuatro que ha lanzando esta temporada, 6 de 19 en su trayectoria en Primera. El goleador rojiblanco fue la cruz de un equipo en el que la cara, descarada y atrevida, la puso el potrillo Iñigo Lekue, insuficiente a la postre, porque la mayoría de sus compañeros no dieron su mejor versión y acabaron es verdad que ganando un punto que les acerca a los puestos continentales, pero perdiendo dos que les aleja de objetivos mayores, y no hablamos ya de Champions, sino de evitar las eliminatorias previas de Europa League.

El Athletic de ayer estuvo como el tiempo. Temperatura suave y esporádicas lluvias a media mañana, refrescó en el descanso del partido, luego ese sol que llaman de ‘engaña pastores’ se coló entre la cubierta de San Mamés, se nubló al final, volvió a lloviznar, y hasta se pudo ver una bolsa de plástico revolotear sobre un césped recuperado, otrora singo de mal presagio. Hasta el golazo de Lekue el encuentro era un tostón, de ahí a vestuarios mejoró, a vuelta... tostón y medio, hasta el jarro de agua fría de un empate que se veía venir y ante el que los bilbainos no supieron sobreponerse.

Es verdad que el devenir del encuentro pudo cambiar si Aduriz hubiera anotado desde los once metros y firmado el 2-0 casi de camino al descanso, o que el larguero repelió un disparo colocado del donostiarra, que el goleador Lekue tuvo un par de buenas ocasiones más, pero lo dicho, el gol del Granada en la recta final del choque se veía venir, lo atisbaba incluso Ernesto Valverde que reconoció que en esa segunda parte no tenían el partido controlado, y al final pasó lo que pasó. De firmar una victoria sin apenas despeinarse ante un rival que pasaba por allí, a dejarse puntos por el camino y lo que es peor aún, una sensación que como en Mestalla y Cornellá-El Prat dejó mucho que desear. El Athletic necesitará remar mucho más el jueves ante el Sevilla, porque con lo visto los últimos encuentros no le llegará. El equipo ganará, se supone, en mentalización y predisposición cara a esa noche europea, pero la fluidez en ideas y juego ante un rival de tanta enjundia como el sevillista deberá aparecer sí o sí.

Ayer el Athletic no la tuvo. Beñat apenas influyó más allá del envío a Aduriz que acabó en el penalti. El delantero sólo dejó el detalle de la peinada a Lekue en el gol, porque por lo demás fue un desacierto contínuo. De Marcos parecía otro. Susaeta lo intentó una y otra vez pero sin resultado. La pareja de centrales apenas tuvo trabajo en ausencia de Laporte pero deja en el aire un sospechoso halo de inseguridad constante. Solo el equilibrio de San José, la presencia siempre estimulante de Raúl García y el descaro de Lekue fueron las notas discordantes.

San Mamés, como el equipo

Ni estuvo el Athletic ni San Mamés. Durante el primer tiempo la grada se mimetizó con el equipo, plana. Solo Velasco Carballo era capaz de sobresaltarla con sus chulescas advertencias a los rojiblancos por sus protestas. Tras el descanso, se animó algo la grada de animación, pero ni siquiera con el empate nazarí el estadio encontró motivo alguno para dejar de degluir pipas o mirar el móvil. «Me sorprende que no esté apretando fuerte la Catedral», cantaba un locutor granadino en la grada de prensa, ya en el minuto 85 de partido. Un San Mamés que cada vez se parece más a ese en el que, como diría José Ángel Iribar, «si te sientas, cuanto mejor es la butaca, más te acomodas tú». A lo mejor, igual que el equipo, se reservaba para la cita europea del jueves. Solo a lo mejor.

El que lo dio todo fue el chaval Lekue. Como diría el gran periodista Dante Panzieri, «el jugador que a los 20 años no tiene atrevimiento es un candidato a cobarde a los 25. Y del juego cobarde los mayores beneficiarios son los atrevidos que arriesgan, no los encerrados en el cuarto oscuro». Eso fue el Athletic ayer, un equipo encerrado en el cuarto oscuro, al contrario que Lekue o el venezolano Peñaranda, atrevidos. El deustuarra saltó al césped a los cuatro minutos, después de que Sabin Merino sintiera un pinchazo en la parte posterior de su muslo derecho a los 30 segundos del pitido inicial. Ni deficiente calentamiento previo ni nada, un resbalón –no fue el primero ni el último jugador al que le pasó– en el que la fuerza de acción del patinazo es mayor que la que tiene su músculo para no seguir resbalando y el mismo se rompe debido a esas dos fuerzas contrapuestas.

No hubo mal que por bien no viniera y de ello se aprovechó Lekue para firmar un golazo, el primero como león. Rompía el sopor de un partido controlado pero atascado, que pudo estar encarrilado si Aduriz no hubiera enviado a la madera el penalti cometido sobre él mismo. Perdonó el Athletic, no generó el mínimo peligro en ninguno de sus ¡13 córners!, permitió que el Granada creyera –Foulquier ya avisó antes del gol–, ni siquiera tuvo la fortuna de cara cuando Williams –recurso de urgencia tras el empate– mandó un remate al poste. Una segunda mitad decepcionante, en la que el Athletic jugó con fuego y acabó por chamuscarse. Un «accidente», lo catalogó Valverde, lógico en el global de una campaña, como el de Aduriz ayer, pero en la «semana más importante».

 

Valverde: «Hemos perdido dos puntos»

A Ernesto Valverde le tocó contemporizar en sala de prensa, porque seguro que hoy sigue lamentado el empate tanto como Aduriz el fallo de su penalti. «Es verdad que es una pena porque hemos perdido dos puntos. No teníamos el partido controlado del todo ni lo terminábamos de cerrar porque no creábamos ocasiones para marcar el segundo gol y estábamos expuestos a una situación como la que ha sucedido», resumió los 90 minutos. A juicio del técnico, «en la primera parte tuvimos ocasiones como para haber acabado con un marcador más amplio, pero cuando no cierras el partido el contrario se va animando y la sensación es que puede ocurrir un accidente, que es lo que ha pasado. Si hubiésemos generado mas peligro el partido hubiese sido nuestro», añadió Valverde, que se mostró más preocupado por la consecución de los tres puntos que por la falta de fluidez en el juego para crear oportunidades en la portería granadina.

Uno de los protagonistas del día fue Williams, en su regreso, que notó la falta de ritmo, dijo, pero nada que no se pueda solucionar con partidos. Mandó un remate al poste que espera «que contra el Sevilla entre», y es que asumió que ante el Granada les faltó «contundencia». Como resumió, «parecía que teníamos el partido en nuestras manos y al final se nos ha escapado. Hemos llegado un poco espesos a la segunda parte». También Iraizoz reconoció que «son partidos en los que te ves por delante y crees que puedes ganar, pero el rival también hace su trabajo. Y, sin duda, el mejor del encuentro fue el joven Lekue, para quien fue «muy emocionante» marcar gol en San Mamés «donde siempre he qeurido jugar» y a fe que lo celebró con sus compañeros y la grada. El de Deusto admitía que el Granada quizá se llevó un punto hasta merecido, porque al athletic le faltó «acierto cara al gol» y «quizá merecimos más».J.V.

Protagonistas

Gurpegi. Levantó las dudas de la grada en un par de acciones en que se vio superado en el cuerpo a cuerpo, buen momento para que la afición hubiera coreado su nombre, como con Aduriz tras fallar el penalti. El navarro no puede irse por la puerta de atrás.

San José. Especialmente en la primera mitad, fue el único jugador que dio equilibrio al equipo, apoyos, coberturas, balones ganados.

Beñat. Casi desaparecido en la primera mitad, siempre recibiendo de espaldas, solo apuntarle la asistencia a Aduriz en el penalti. En la segunda parte tocó más, pero nunca con una incidencia determinante.

Aduriz. Desacertado. Falló el penalti, perdió 16 balones, tomó malas decisiones.

Susaeta. Nunca dejó de intentar el desborde, muy activo en la primera parte.

Lekue. El mejor, por su gol, un par de ocasiones, provocar córners, atrevido. Falló en el corte en banda en el inicio de la jugada del empate.

 

Sabin Merino, nueva lesión para Valverde

Dependiendo del grado de la rotura, Sabin Merino puede estar un mes en el dique seco, tras sufrir un ‘pinchazo’ en la parte posterior de su muslo derecho. Fue una jugada fortuita, un resbalón a los 30 segundos de partido. Hoy se conocerá el verdadero alcance de la lesión.

 

Gurpegi, quinta amarilla y baja ante el Rayo

Carlos Gurpegi fue el sustituto de Laporte como se preveía y de momento no estará para el partido ante el Rayo el domingo al ver su quinta cartulina amarilla. Nuevos problemas para Valverde que tendrá que echar mano de Bóveda o Elustondo, y habrá que ver por quién se decanta ante el Sevilla.