Joseba VIVANCO
Athletic

Beñat, el que te cruza la calle

El centrocampista, señalado para la historia rojiblanca en el Pizjuán, es el auténtico faro sobre el que pivota el buen hacer del equipo.

«Es el puto amo», respondió un expresivo Mikel San José al ser preguntado por el estado de ánimo de su compañero Beñat Etxebarria tras la eliminación rojiblanca en el Sánchez Pizjuán. Lo hacía minutos después de que su técnico Ernesto Valverde se deshiciera en aplaudidos elogios hacia el de Igorre, a pesar de marrar ese penalti que dejó a los leones fuera de las semifinales europeas. Había sido el mejor hombre de la eliminatoria, está siendo uno de los más destacados de la brillante temporada en las filas bilbainas... «Déjalas correr, Mowgli. Son sólo lágrimas», reza uno de los conocidos párrafos de Rudyard Kipling en ‘‘El libro de la selva’’. Un Beñat ahogado en su llanto era animado por el resto del equipo. Era la foto de la derrota. Dolorosa como pocas.

Quién sabe si en ese instante Beñat pensó en refugiarse en su localidad natal, junto a su ama, la que más le empujó en su regreso a Bilbo. Como años atrás, cuando tras seis meses en Cuenca, una fría noche de cena con el equipo antes de parón invernal, se acercó a su entrenador y le dijo «míster, igual ya no vuelvo. Echo de menos a mi familia». Por suerte, Antonio Calzadilla, su técnico, al que su amigo Joaquín Caparrós accedió a cedérselo en el Conquense, le convenció de lo contrario. Era 2008. Acabó su préstamo pero el Athletic no le renovó. Y apareció raudo el Betis para captarlo.

José Alberto Cañas –‘Cañitas’, le llamaba– fue el primero que le habló en aquel vestuario del filial bético y para un chaval tímido como sigue siendo hoy, parco en palabras, fue algo que el vizcaino agradeció con su profunda amistad. Ambos compartían mediocampo, pero Beñat sobresalía, sus pases en largo, su visión de juego. Pepe Mel, en el primer equipo, llamó a Cañas, pero la casualidad de varias lesiones precipitó la también subida de Beñat a días de empezar la competición. Debutó en Segunda la primera jornada, con golazo incluido. Se hizo un fijo, sumando 42 partidos. El premio, el ascenso a Primera.

Beñat, un novato aún, crecía a tal ritmo en su juego que hasta le decían ‘Pirlo en el cuerpo de Gattuso’, mezclando su juego y su fisonomía más bien rechoncha. Un jugador al que los kilos de más le lastran, los de menos, como ahora, le hacen volar. Su ‘trote cochinero’ como describían en el etorno bético su andar sobre el campo escondía no obstante su fino manejo de la pelota, sus desplazamientos de 40 metros... sus goles, como los dos que le ‘pintó’ en la cara al eterno rival Sevilla en el Pizjuán un 2 de mayo de 2012. Aquel día fueron lágrimas de alegría.

El de Igorre fue reclamado por Vicente del Bosque aunque al final no viajó a la Eurocopa, el Wolfsburgo alemán se empeñó en su fichaje... «Todo lo que no sea ganar mucho dinero con Beñat será un mal negocio para el Betis», sostenía Mel.

Pero el vizcaino no estaba por la labor. Y siguió creciendo a cobijo del Villamarín, con mucha mayor presencia, más trabajo, más cometidos, y un Betis en puestos europeos al acabar la primera vuelta de la liga. Una media de 53,3 pases por partido, a lo que sumó 16 amarillas, lo que reflejaba su nuevo rol e implicación. Una progresión que no pasó desapercibido en Lezama, hasta que Beñat acabó de vuelta al Athletic regresando a la par que Ernesto Valverde. Beñat al lado de Ander Herrera. Vaya pareja de peloteros. Aquello prometía. Pero sólo prometía.

Le costó hacerse a su vuelta

El exbético arrancó bien, pero pronto perdió la confianza del entrenador en favor de los Iturraspe y un sorprendente Mikel Rico. Txingurri le pedía más. «A Beñat le pido mejorar lo mismo que a Mikel Rico. Adecuarse a nuestro estilo, ser seguro con el balón, la presión, participar... todo ese tipo de cosas. No es nada que no pidamos a los demás. Hay obligaciones defensivas y ofensivas que todo jugador debe cumplir», sostenía el técnico en marzo de 2014. Sólo 12 titularidades ese curso. Herrera se fue en verano, Beñat siguió probando pero nada. La media punta se le atragantaba. Hasta que Valverde retrasó su posición y el jugador respondió. Y creció.

«No pensaba que me iba a costar tanto. Aunque soy de aquí, hay que tener en cuenta que vine a un equipo nuevo para mí y quizás el año pasado todo se me complicó, porque solo había una competición. He oído de todo sobre mí y reconozco que no es fácil encajarlo. Yo soy profesional, pero me molestaba mucho por mi madre, que tuvo que escuchar cosas malas», explicaba en marzo pero de 2015. «Éste de ahora es el jugador que el Athletic fichó del Betis», añadía un Beñat que escoltado por un San José en plena madurez futbolística, firmaron una soberbia segunda parte del campeonato que se ha alargado durante el presente 2015-16.

El ‘Gatuso de Igorre’ ya no solo reparte cartas o desplaza el balón a su antojo, no solo es el mayor pelotero del equipo –50 pases por partido esta campaña– ni el ‘Sintrom’ que agiliza la circulación del juego, también gana balones dividos, hace coberturas, trabaja a destajo. Callado fuera de los terrenos de juego, donde Beñat habla es sobre el césped. Ese ‘Beñi’, para sus compañeros, que recuerda al de su época en Lezama, balón para él y a repartir juego. Fácil. Y difícil. Contaba el Cholo Simeone que no es sencillo jugar en el medio campo: «Es como darle a alguien a tu hijo para que le cruce la calle, no se lo puedes dar a cualquiera». Ernesto Valverde le ha dado a Beñat al equipo para que lo cruce una nueva temporada. Y Beñat no es cualquiera.

En la retina de los athleticzales siempre quedará grabado su penalti en el Pizjuán. Igual que el fallado por Daniel Ruiz Bazán en aquella final copera ante el Betis, por mucho que en su carrera acertara todos los demás. Pero de la misma manera que los béticos tampoco olvidarán su libre directo por debajo de la barrera, en el descuento, aquel 2 de mayo en el mismo escenario sevillista, la afición rojiblanca seguro que tendrá todavía motivos suficientes para recordar a Beñat Etxebarria como seguro se merecerá. Fútbol del bueno le sobra. No en vano, es el tipo al que le daríamos a nuestro hijo para cruzar la calle.

 

Iturraspe piensa en la clasificación matemática

Ander Iturraspe declaró ayer que afrontan el partido de mañana con la intención de ganar para «asegurar matemáticamente» su presencia en competiciones europeas. «Somos ambiciosos y no descartamos para nada mirar hacia adelante, pero lo primero es ganar al Atlético y luego ya se irá viendo cómo está la clasificación», respondió el de Abadiño cuando fue preguntado sobre el objetivo de alcanzar la cuarta plaza que da acceso a Champions.

 

Williams está listo para mañana contra el Atlético

Iñaki Williams, que no ha jugado los dos últimos partidos por una sobrecarga muscular, entrenó ayer con nor- malidad con el grupo de los que fueron suplentes ante al Málaga y todo apunta a que estará disponible para el partido de mañana ante el Atlético. Por su parte, Sabin Merino salió al exterior de las instalaciones a hacer carrera continua. El Athletic entrenará esta tarde (18.00) en Lezama a puerta cerrada en la jornada previa al encuentro.