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Erdogan aumenta su poder y se deshace de Davutoglu

El AKP ha apartado de su dirección, y a la vez de la Jefatura del Gobierno a Ahmet Davutoglu, aflorando el enfrentamiento con el presidente, Recep Tayyip Erdogan, quien se libra así de una figura ascendente en la política turca y refuerza su camino hacia un sistema presidencialista. Davutoglu dejó claro que su salida es forzada por la oposición interna en el partido, en un momento en que Turquía es actor clave en varias crisis internas y externas.

El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, anuncio ayer su retirada al frente del Gobierno y del partido en el poder (AKP), una decisión que deja al presidente, Recep Tayyip Erdogan, las manos aún más libres hacia su deseado sistema presidencialista. El AKP celebrará el próximo 22 de mayo un congreso extraordinario ante el que Davutoglu se hará a un lado. Señaló que «no creo que sería candidato en las actuales circunstancias», en referencia a la falta de apoyos.

Su salida de la dirección del partido significará el fin de su mandato como primer ministro, ya que ambos cargos van unidos. La decisión fue adoptada en una reunión de la dirección del AKP y confirmó informaciones sobre la ruptura entre Davutoglu y Erdogan. Las tensiones mantenidas con discreción han aflorado bruscamente esta semana y una última reunión el miércoles no permitió superarlas.

El primer ministro insistió en que su decisión no era «una elección sino una necesidad», una poco velada crítica a los mandos del AKP leales a Erdogan, que en los últimos días han ido limando sus poderes, como la facultad de nombrar cargos locales, con la aquiescencia del presidente.

Discrepancias con Erdogan

Durante su discurso ante los mandos del partido, el jefe de Gobierno defendió su balance político y económico y negó cualquier conflicto con Erdogan, que maneja las riendas del AKP y el verdadero poder en Turquía aunque constitucionalmente se encuentre al margen de los partidos. «No tengo reproches, no siento cólera ni rencor», aseguró, a la vez que afirmó que defendería «el honor de su hermano», en referencia a Erdogan.

La salida de Davutoglu acelera la consolidación de los poderes de Erdogan, que busca crear oficialmente un sistema presidencialista. A la vez, puede aumentar las tensiones en un momen- to en que Turquía es un actor fundamental en varias crisis: la migratoria, que le convierte en socio clave para Europa; la amenaza yihadista; la extensión de la guerra de Siria, y el reavivamiento del conflicto kurdo.

Calificado como «marioneta» de Erdogan a su llegada al poder, el primer ministro se ha hecho un espacio en la escena política, sobre todo en la negociación con la UE, que el mismo martes levantó la obligación de visados para los ciudadanos turcos en el marco del acuerdo sobre los migrantes. Este protagonismo y su voluntad de volver a la mesa de negociación con los kurdos habrían despertado los recelos de Erdogan.

La lira turca acusó la crisis con una bajada de casi el 4% en su valor frente al dolar, la mayor en el año.

De la diplomacia de la buena vecindad a «problemas con todos los vecinos»

Ahmet Davutoglu ha conseguido hacerse un hueco en el paisaje político dominado por Erdogan, pero no ha podido escapar de su sombra. Entró a su servicio en 2003, cuando este fue nombrado primer ministro. Fue el arquitecto de la política exterior de Erdogan, primero como su asesor diplomático y luego como ministro de Asuntos Exteriores, consiguiendo una reputación de negociador. Así, dirigió las discusiones con la canciller alemana, Angela Merkel, que llevaron al acuerdo sobre migración que incluyó el logro histórico de la exención de visados para los ciudadanos turcos.

Autor del libro “Profundidad estratégica”, intenta dejar su impronta en la diplomacia turca. Es la hora del «cero problemas con los vecinos», que promueve con la ambición de dar a Turquía un rol relevante en la escena geopolítica de Oriente Medio. Pero a partir de 2011 las revueltas en varios países árabes, que derivan en algunos de ellos en guerras y golpes de Estado, precipitan el fracaso de este proyecto, convirtiéndolo, en palabras de sus detractores en «problemas con todos los vecinos». Turquía se enfrenta hoy a la extensión de la guerra en Siria en su frontera.

Apoya el proyecto de Erdogan para reformar la Constitución y crear un sistema presidencialista, pero no ha mostrado mucha prisa por llevarlo a cabo. Analistas también apuntan que Davutoglu sería favorable a retomar la negociación con el PKK frente a la deriva militaristas de Erdogan.GARA