La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ya tiene en sus manos el proyecto de presupuestos para el ejercicio de 2016, lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que su aprobación esté garantizada. Al vicepresidente y líder de ERC, Oriol Junqueras, responsable de las cuentas, le ha tocado hacer equilibrios casi imposibles para contentar a sus socios conservadores de CDC, que no quieren ni oir hablar de subir impuestos, y a los aliados anticapitalistas de la CUP, que no quieren ver ni un solo euro más de recorte. Y todo en un contexto de crisis y presión por parte del Estado español, que sitúa el objetivo de déficit para las CCAA en el 0,7%.

¿Cómo conseguir aumentar el gasto social en un contexto así? La respuesta de Junqueras ha sido reducir la partida dedicada a los pagos de los intereses de la deuda, asegurando que, gracias a la recuperación económica, este año ahorrarán casi 500 millones de euros. Ese dinero, unido al aumento de los ingresos fiscales, ha permitido a Junqueras diseñar un proyecto de presupuestos que crece un 5,3% respecto a 2015. En dinero contante y sonante: la Generalitat dispondrá, según el vicepresidente, de 1.113,4 millones de euros más que el año pasado. Un extra en el que 874,3 millones están destinados a financiar políticas vinculadas al estado de Bienestar.

En total, el 73,6% de los presupuestos está dedicado a partidas sociales, lo cual llevó ayer a Junqueras a reivindicar las cuentas como «las más sociales de la historia». En busca del necesario apoyo de la CUP, Junqueras subrayó que el aumento del gasto social cuadriplica el plan de choque pactado con la formación de la Esquerra Independentista durante el accidentado inicio de legislatura.

Sin desobediencia

Está por ver, sin embargo, si dicho aumento es suficiente para atraer a la CUP, que también pedía al Govern algún gesto de ruptura, ausente en el proyecto presentado ayer. Pese a criticarlo por «arbitrario, injusto y contraproducente», Junqueras acepta el objetivo de déficit del 0,7% impuesto por Madrid. Del mismo modo, elimina de los ingresos la recaptación de aquellos impuestos suspendidos de forma definitiva por el Tribunal Constitucional. Unas suspensiones sin las cuales, según Junqueras, la Generalitat ingresaría 856 millones de euros más.

El incierto futuro de unas cuentas que marcarán la legislatura

Las reacciones a la presentación de los presupuestos dejaron claro que las cuentas solo prosperarán si la CUP les da su apoyo, ya que el no rotundo de PP y Ciudadanos se unieron las duras críticas de Catalunya Sí que Es Pot –«Son los presupuestos de Mas sin Mas», dijeron– y del PSC, que anunció una enmienda a la totalidad. JxSí defiende que el acuerdo de investidura obliga a la CUP a aprobar las cuentas, algo que los cuperos niegan. Además, su militancia aprobó el pasado domingo «desligarse» del acuerdo con JxSí.

En cualquier caso, habrá que esperar a conocer el posicionamiento concreto de la CUP, ya que ayer se negó en redondo a valorar el proyecto presentado por Junqueras, alegando la misma razón que les llevó a darle plantón en la reunión previa en el Parlament: la actuación de los Mossos d’Esquadra la víspera en el barrio barcelonés de Gràcia, donde cargaron contra centenares de personas que protestaban por el desalojo del centro social autogestionado Banc Expropiat. La diputada Mireia Vehí «condenó» la actuación policial y denunció que «la respuesta a un conflicto político nunca puede ser la actuación policial».

Por tanto, a la espera, de la respuesta de la CUP a la propuesta de Junqueras, lo único seguro a día de hoy es que la tramitación de los presupuestos se alargará como mínimo hasta finales de julio.B.Z.