Siempre se ha acusado a los medios de comunicación de tratar el tema de la montaña de forma sensacionalista, incidiendo sobre todo en el tema de los accidentes. No discuto estas afirmaciones pero, pensándolo bien, hay que reconocer que la accidentología de montaña es tremendamente variada y que proporciona grandes relatos de tragedia y supervivencia. Nada que comparar, por ejemplo, con los accidentes de carretera. Ahora la muerte de una alpinista australiana descendiendo de la cumbre del Everest (en brazos de su marido según subrayan las crónicas del colorín) da lugar a polémicas por su condición de vegana y su propósito declarado de llegar a dicha cumbre para reivindicar este tipo de alimentación. Comentarios jugosos en la web donde discuten los “talibanes de alimentación no animalista” y los “partidarios de alimentaciones prehistóricas”. Ha sido también noticia el rescate de un bearnés tras cinco días desaparecido en Larra, en las cercanías del complejo subterráneo de La Pierre Saint-Martin. Partido solo para hacer travesía con raquetas, se coló en una de las grietas kársticas tapadas por la nieve. Cinco días maltrecho e hipotérmico aguantó hasta ser rescatado por el PGHM de Oloron que peinaba la zona. Llama la atención que los gendarmes ante la falta de datos sobre el desaparecido, “solicitaron permiso a magistratura para geolocalizar su vehículo”. Permiso concedido y coche localizado. ¿Cómo?