Patxi IRURZUN
EL DROGAS EN IRUÑEA

¡A GUSTO! EL DROGAS LLENÓ DE HÉROES LA CIUDADELA EN UN CONCIERTO HISTÓRICO

EL ESPECTACULAR FIN DE GIRA DE «DEMASIADO TONTO EN LA CORTEZA», TRES AñOS DESPUÉS DE PRESENTARLO EN LAS CALLES DE IRUñEA, LLEVÓ A LA CIUDADELA A CASI VEINTE INVITADOS, EN UNA NOCHE MEMORABLE.

El primer “¡a gusto!” de El Drogas, su característica muletilla (que en realidad, en su caso, es mucho más, es su modo de sentir la música y la vida), apenas tardó unos minutos en oírse. Un piano, plantado como una bandera pirata en el centro del fuerte de la Ciudadela, aguardaba a los espectadores que poco a poco fueron entrando al recinto y rodeándole, mientras El Drogas comenzaba a desgranar un repertorio que prolongó hasta las dos de la madrugada, en un alarde de facultades, talento y emotividad. Con la última de estas canciones todavía sonando en formato acústico, “Llegan los cuervos”, comenzaron a escucharse los acordes eléctricos del mismo tema desde el escenario de la Sala de Armas, y hasta allá se dirigió el de la Txantrea para unirse a su banda, a su tripulación, a su familia: Brigi, Txus Maraví y Flako, que pusieron los pelos de punta al público con los temas revisitados de “La tierra está sorda” y rellenaron con memoria y dignidad las muescas de las balas asesinas que tiempo atrás se estrellaron contra esos mismos muros de la Ciudadela.

Y de allí, tras estos dos conciertos más íntimos y un pequeño descanso, al escenario principal. Es difícil citar solo algunos de los momentazos que se vivieron sobre él. Pura historia del rocanrol. Rosendo, Fito, Carlos Tarque y El Drogas cantando “Frío”. Luz Casal inundando la Ciudadela con su voz. Gorka Urbizu entonando en euskara algunas estrofas de “Bahia de Pasaia”. El Drogas versionando “Héroes” de David Bowie… Todos pudimos ser héroes un día nada más esa noche gracias a él. Un concierto histórico, del que quizás todavía no podemos apreciar su magnitud. Solo alguien como El Drogas podía haberlo imaginado.

El Drogas no es solo un referente y una leyenda con patas y pañuelo del rocanrol, es un activista, un agitador cultural, una voz que no calla, alguien a quien si no existiera no podríamos inventar porque nunca nos saldría tan grande. La memorable noche del pasado 2 de julio en la Ciudadela de Iruñea fue histórica y en ella brillaron las estrellas con la misma intensidad que los sentimientos de quienes allí estuvimos. ¡A gusto!