Todos tenemos una teoría, meditada o espontánea, para cambiar el mundo, pero somos incapaces de cambiar la cabeza a nuestros concejales de cultura. Con nuestras teorías se simplificaría la vida de manera absoluta, pero seguimos en el mismo punto de partida desde hace siglos. Y en un bucle político que visto desde la distancia es imposible de explicar. Por eso quiero soltar mi teoría barata.

Ver la vulnerabilidad de las embarcaciones de los migrantes por el Mediterráneo, saber que se contabilizan más de tres mil muertos, que Hollande en su delirio ha mandado material de guerra pesado a Irak, que hay un submarino nuclear fondeado en Gibraltar y que ha subido el precio de las sardinas, lo emparento con el fracaso de Sara Carbonero, que en dos días, dos, ha sido expulsada de la franja horaria con más número de espectadores de Telecinco y la han colocado en una digital, en el canal Divinity, que su nombre marca sus contenidos. Esta teoría descerebrada quiere demostrar que nos amortizan la conciencia, nos confunden, nos colocan en el mismo plano de valor informativo un fichaje de fútbol con un genocidio polifónico, una guerra a lo bruto con un descenso de un río y así vamos como vamos, muy perdidos. Para completar mi trabajo de investigación, aseguro que todos los partidos están deseando que forme pronto gobierno Mariano Rajoy, porque le están esperando los hombres de negro de Europa para pedirle más recortes ya que la situación económica por su ineficacia de gestión es desastrosa. Y que mantenga a Fernández Díaz, que es un demoledor de constantes vitales democráticas. Así hasta llegar a la implosión del sistema. Dice un personaje de El Roto: «Ellos ya han olvidado lo que votaron y nosotros lo que les prometimos: ya podemos formar gobierno». Frase definitoria del no ideario de Rivera.