Raimundo Fitero
DE REOJO

A ciegas

Lo de Munich en el sur de Alemania, parece entrar en un estado de confusión informativa. A según que horas y a según quién veas y escuches y en según que cadena internacional de noticias queda, o quedaba claro, que era un acto terrorista, que se trataba de un posible lobo-solitario, un joven germano-iraní de dieciocho años. Al amanecer eso varía y los mismos que informaban de una cosa sospechan de que se trata de un acto de locura, un imitador del caso de Utoya en Noruega donde un enloquecido joven de la extrema derecha acabó con docenas de muchachos. ¿No quedamos que lo de Noruega tenía componentes ideológicos y de odio?

Con estas informaciones contradictorias, improvisadas y circunstanciales las más de las veces, con esta moda de salir los responsables policiales, judiciales o políticos de las investigaciones a las pocas horas del acontecimiento a dar ruedas de prensa, se crea una atmósfera muy poco saludable. Se crea más terror por las contradicciones que por las informaciones más veraces y contrastadas. El dar palos a ciegas provoca una incertidumbre, una inseguridad emocional, no se pueden canalizar las sensaciones y los miedos de manera adecuada.

Lo último que nos dicen cuando escribo es que el joven había convidado a sus víctimas en ese centro comercial por Facebook. Añadimos un componente más para agrandar la duda, los resquemores, la ansiedad social. Lo cierto es que alguien armado dispara de manera indiscriminada contra objetivos aleatorios y hasta la fecha se contabilizan nueve muertos y dieciséis heridos. Y se asegura que el tirador se suicidó, actitud que en la retórica clásica del loco no se contempla de manera habitual. A ciegas vamos muy mal. A ciegas podemos pisar todos los charcos o las minas anti-verdad. Insisto, esto ha pasado en Alemania. Alerta.