Ion SALGADO

LAS PAREDES BLANCAS DE ERREKALEOR SE LLENAN DE COLOR

Murales en recuerdo de las víctimas del 3 de Marzo, contra la tortura, en defensa de los derechos de los presos y presas vascas, en apoyo al euskara y al pueblo saharaui... Los jóvenes de Errekaleor Bizirik! han dado color a las paredes de este barrio autogestionado.

Errekaleor es un símbolo de la crisis del ladrillo. Esta barriada, desconectada de la trama urbana de Gasteiz, ha estado en el punto de mira del Ayuntamiento desde la década pasada, cuando el alcalde Patxi Lazcoz puso en marcha los «planes renove», que tenían por objeto derribar los barrios antiguos, erigidos a mediados del siglo XX. El primer edil pretendía sustituir los edificios de ladrillo por grandes bloques de hormigón, gigantes grises con los que se han rellenado las parcelas de Salburua, Zabalgana, Arkaiate y Aretxabeleta. Por suerte, la burbuja inmobiliaria explotó antes de que las grúas entrarán en el barrio, habitado por los integrantes de Errekaleor Bizirik!, que han creado un sistema autogestionado. Los jóvenes que forman parte de este colectivo han rehabilitado zonas comunes, han plantado un huerto, han creado una panadería y han dado color a los inmuebles, en los que se pueden ver murales artísticos y reivindicativos.

Jonbe Agirre, miembro de Errekaleor Bizirik, recuerda que el primer mural lo pintaron en 2014. Está compuesto de dos retratos. Los rostros de dos personas diferentes que comparten el mismo nombre: Romualdo Barroso. Eran padre e hijo, y vivían en el barrio. El hijo fue uno de los trabajadores abatidos por la Policía Armada el 3 de marzo de 1976. El padre pasará a la historia de Euskal Herria por no haber cejado en su empeño de lograr verdad, justicia y reparación para las víctimas de franquismo y de la llamada transición. «Este mural fue en homenaje a las personas que lucharon el 3 de Marzo», destaca Agirre, quien explica que los murales han sido pintados por los vecinos y por colectivos externos. «Detrás de cada uno hay una reivindicación especifica, y son una muestra de la pluralidad que hay en el barrio», añade. En las calles de Errekaleor se pueden ver murales contra la tortura, en defensa del euskara, en apoyo a la soberanía alimentaria, en solidaridad con el pueblo saharaui y contra la dispersión. E incluso hay una gran bicicleta, pintada hace tan solo unos meses, con motivo de la Txirrinka.

Y ya están pensando en el próximo mural, que tendrá como protagonistas a los refugiados que llegan a Europa huyendo del hambre y de la guerra. «Queremos denunciar la actitud de la Unión Europea», señala Agirre tras advertir de que la decisión de pintar un mural en apoyo a los refugiados fue fruto de una consulta en internet. Los internautas votaron entre tres opciones: los refugiados, la incineración de residuos o el pueblo kurdo. Estos dos últimos tema también tendrán un hueco en las paredes de Errakaleor, aunque por el momento deberán esperar. Y puede que sean más vistosos. «Vamos a empezar a hacer los murales más grandes, hasta arriba, porque ya hemos mejorado la técnica», afirma.