EDITORIALA
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Enemigos de la solución, más allá de Colombia

La confirmación de que el expresidente colombiano Alvaro Uribe y su Centro Democrático votarán en el plebiscito contra los acuerdos alcanzados por su sucesor, Juan Manuel Santos, y las FARC tras una cruenta guerra de seis décadas no ha sorprendido en su país, donde su posición ya era archiconocida. Pero probablemente sí en otros puntos del mundo donde este proceso de negociación es situado como el mayor éxito en resolución de conflictos en los últimos años, pese al comprensible escepticismo inicial. «Decir sí a la paz es votar no al plebiscito», afirma Uribe en un alarde de cinismo. Su «argumentos» es el previsible: con estos acuerdos de paz «el crimen se consagra campeón». En su agenda solo entraba una victoria militar contra la insurgencia, intentada mil veces y con todo tipo de recursos (como el Plan Colombia pactado con Estados Unidos), y nunca conseguida. Hoy es el día en que el secretario de Estado de Washington, John Kerry, se sienta y habla de tú a tú con los delegados de las FARC en La Habana. La desazón de Uribe está justificada.

Si en algún sitio no suena desconocida esa apología del sabotaje a la resolución es en Euskal Herria, donde se van a cumplir cinco años de boicot estatal a la hoja de ruta marcada por la comunidad internacional en Aiete. La posición de Madrid no puede ser más paradójica: Mariano Rajoy alienta los acuerdos de Santos (incluso con compromiso de apoyo económico) mientras ante el proceso vasco es puro Uribe. Más llamativo aún cuando el diseño colombiano se reduce a la negociación con la guerrilla e incluye acuerdos políticos detallados sobre cuestión agraria, participación política, justicia transicional...

Uribe no plantea un desafío a Santos, sino a toda la Colombia que quiere un futuro en paz y reconciliación, y a la comunidad internacional que acompaña este proceso. Incluso a este Estado español tan sorprendente. Que los enemigos de la paz y la solución no descansan es una obviedad; lo importante es movilizar a quienes sí la desean.