GARA
BUENOS AIRES

El «tarifazo» en la luz y el gas se hace notar en el invierno argentino

«700% en gas, 750% en luz y 330% en agua». Estas son las subidas que, según sus propios cálculos, ha sufrido en sus recibos domésticos uno de los participantes en los «estruendos» que se llevaron a cabo la noche del jueves en muchas ciudades de Argentina. Es la segunda movilización de este tipo en un mes y con ella se pretende que el Gobierno de Mauricio Macri dé marcha atrás en una estrategia que impone vía decreto.

Miles y miles de argentinos protagonizaron la noche del jueves un segundo «ruidazo» para hacer oír su protesta por los aumentos de las tarifas de servicios públicos implementados por el Gobierno de Mauricio Macri en la primera mitad del año. Con cacerolas, latas, pancartas y carteles, entre otros objetos, como ya hicieron el pasado 14 de julio, ciudadanas y ciudadanos salieron a las principales calles de la ciudad de Buenos Aires y a las plazas de provincias como Mendoza y Córdoba, según relató Efe.

La motivación principal para acudir a estas movilizaciones fue el rechazo al «tarifazo» aplicado por el Gobierno argentino sobre las tarifas del servicio eléctrico y del gas, que se han sumado a subidas en los precios del transporte público y del agua. Lo ha hecho a través de decretos, evitando así el debate en el Parlamento.

Todos fueron implementados de una vez para cada servicio entre febrero y abril pasados, después de años de tarifas rebajadas por los subsidios que daban las administraciones kirchneristas.

Al final del túnel

«No hay bolsillo que aguante», decía uno de los carteles en la protesta que se celebró frente a la residencia presidencial en la localidad de Olivos, en las afueras de Buenos Aires.

La crónica de lo ocurrido en la capital en esta noche de invierno austral publicada por “Página 12” arrancaba con el testimonio de una jubilada: «Me muero de frío, apenas si prendo el televisor, pero igual las boletas no me bajan de 500 pesos» –en referencia al recibo de la luz; al cambio, 30,43 euros–. María agitaba una pandereta entre Acoyte y Rivadavia, una de las 50 calles porteñas donde sonó el «ruidazo».

«Si el presidente pide, tan suelto de cuerpo, que no prendamos la estufa, entonces que reparta frazadas (mantas)», propuso en broma Liliana, también jubilada y procedente del barrio de Caballito, con tradición de piquete y cacerola.

En el Obelisco, hubo quienes ironizaron con las frases esbozadas por los funcionarios de Cambiemos –la formación que llevó a Macri al poder– para justificar el ajuste: «No hay luz al final del túnel... porque no se puede pagar».

Este es otro de los testimonios recogidos por “Página 12”: «Esta se pasea por todos lados desde diciembre –comentó Juan José, desempleado de 56 años, aludiendo a la enorme bandera argentina que hizo flamear entre la multitud que lo rodeaba sobre la calzada de Avenida Rivadavia–. Estuvo en el Congreso contra los (fondos) buitres, el 24 de marzo (Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia) y en la marcha de los sindicatos». Como él, muchos de los manifestantes, mas allá de las tarifas, salieron a mostrar su descontento general con el Gobierno. «Lo peor es que cada día perdemos un nuevo derecho y se fortalecen los monopolios», sentenció Mónica, de 65 años.

La consigna que recorrió cada punto de encuentro establecido vía redes sociales, la Plaza de Mayo, el Obelisco y varios barrios de la periferia fue, con variaciones, la misma: «Macri, pará la mano».

Decisión judicial

La protesta se da mientras las tarifas de gas y de electricidad se mantienen congeladas debido a un fallo judicial, a la espera de que la Corte Suprema tome una decisión definitiva para el caso. Antes de emitir su resolución, el máximo tribunal del país ha reclamado al Gobierno que informe de cómo evaluó el nuevo cuadro tarifario y si ha tenido en cuenta el impacto que iba a provocar, entre otros asuntos. Como recordaba ‘‘Página 12’’, se han registrado subidas de más del 400% en servicios públicos.

La polémica por el impacto de estos incrementos se da también en un contexto de alta inflación en Argentina, calculada por la dirección de estadísticas porteña en torno al 45% interanual solo para el territorio de la ciudad de Buenos Aires.