Ioulia SILINA
CHIrokiné

Los combates en Chirokiné alejan la solución al conflicto en Ucrania

Tambores de guerra resuenan en el este de Ucrania, donde el pueblo de Chirokiné, en la línea del frente, es blanco desde hace días de bombardeos que Kiev vincula a la reciente escalada de tensión entre Ucrania y Rusia en la península de Crimea.

El sábado se produjo un gran intercambio de disparos entre los rebeldes separatistas del este de Ucrania y las tropas de Kiev y se siguen escuchando explosiones. «Es como al comienzo de la guerra, en 2014. El enemigo no respeta los Acuerdos de Minsk» firmados en 2015, asegura Viktor Sikoza, comandante de las Fuerzas Armadas ucranianas. Según las tropas destinadas en Chirokiné, donde ya hubo combates en 2015, los ataques rebeldes responden a las declaraciones de Vladimir Putin sobre Crimea, pero descartan una ofensiva rusa de gran envergadura.

La semana pasada, Moscú dijo haber frustrado atentados impulsados por Kiev en Crimea, anexionada en 2014, lo que ha llevado a los dos países a reforzar sus dispositivos militares.

Ucrania desmiente a Rusia y acusa a Moscú de preparar ataques en la línea del frente en el este y de intentar imputar a Kiev el incumplimiento de los acuerdos de Minsk, cuya aplicación está en punto muerto y solo han conseguido reducir la intensidad de los combates.

En Chirokiné, «casi todo está minado. Es uno de los peores lugares del frente», dice Sikoza. «Por mar hay menos de 20 km hasta las posiciones del enemigo, pero Chirokiné no les interesa si no es por su cercanía al puerto de Mariupol», añade.

«La situación se agrava. Cuando la misión de la OSCE estaba allí, había 200 disparos diarios. Ahora, 700», declaró un responsable militar de Donetsk.