Agustín GOIKOETXEA
BILBO

Marijaia lleva al circo a Basurto para curar a los txikis a base de carcajadas

Risas, muchas risas, hicieron ayer los txikis ingresados en el hospital de Basurto gracias a la visita, ya tradicional, de los artistas del Gran Circo Mundial. La pista se trasladó de la carpa del parque de Etxebarria al jardin anexo al pabellón San Pelayo. Allí, los más mayores disfrutaron de las canciones de Fofito y Mónica Aragón mientras niñas y niños soltaron más de una carcajada con Henry Clown, «El principe de los payasos». Es una cuestión generacional.

Fueron Marijaia y las comparsas las que establecieron que el miércoles de Aste Nagusia era buen día para visitar a las niñas y los niños ingresados en Basurto, contando con la colaboración del Gran Circo Mundial. Es una cita marcada en rojo en el calendario del centenario hospital, al que con el tiempo se han sumado responsables institucionales, alguno de los cuales hace la «visita del médico» para captar la atención de las cámaras.

Protegidos por la sombra de los árboles, los txikis no solo tuvieron la ocasión de presenciar parte del espectáculo circense que se ofrece en Etxebarria, sino que también aprovecharon para saludar al pregonero y la txupinera. Patxo Telleria y Gisèle Felli, por cierto, participaron en la actuación del ventrílocuo Kenneth Huesca, ‘‘El hombre de las mil voces’’, arrancando carcajadas, como lo hizo Henry Clow, ‘‘El príncipe de los payasos’’, en el papel de camarero de un restaurante italiano.

Fue una hora en la que la magia del circo envolvió el recinto hospitalario. Los txikis, algunos con narices rojas, aguardaban con ansia el espectáculo mientras los veteranos de la trikitrixa Bizkaitarrak y los txistularis de Irrintzi amenizaban la espera. La ración de circo no se iba a hacer esperar, como una medicina más con la que ayudar a la recuperación de los enfermos, aunque también estaban sus hermanos y otro buen número de chavales que acuden a la cita anual de las comparsas en los jardines anexos al pabellón San Pelayo, dedicado a Pediatría.

Parte de la troupe saltó a la lona y comenzó a cantar una canción de bienvenida, entre ellos, el veterano payaso Fofito, acompañado de Mónica Aragón, que a continuación ofrecieron un pequeño repertorio de sus populares canciones.

«¿Cómo están ustedes»

Como no podía ser de otra forma, Fofito empezó con la ya mítica pregunta que hizo popular la saga de payasos a la que pertenece: «¿Cómo están ustedes?». La respuesta llegó especialmente del público más veterano, pues este artista es un gran desconocido para muchos txikis. Lo confesó él micrófono en mano: «Algunos de estas canciones se las conocen mejor los abuelitos que los niños».

Aunque parezca increíble, ‘‘Hola Don Pepito’’, con la que comenzó el repaso, fue cantada por buena parte del personal, también del hospital, al ritmo de las palmas, que continuó con otros clásicos como son ‘‘Susanita tiene un ratón’’ y ‘‘La gallina turuleca’’. Con el público entregado, llegó el malabarista Picasso Junior, que con una pelota y una pala de ping pong, antes de pasarse a los platos, dejó con la boca abierta a más de uno.

Tras el payaso británico Henry Clow y el ventrílocuo Kenneth Huesca, el ruso Sidelnikov mostró por qué le han bautizado como «el príncipe de los diábolos». Con magia concluyó la terapia que ofreció el Gran Circo Mundial, con Flash Back Magic, llegados desde los casinos de Las Vegas. El artista metió dentro de un baúl a una mujer y tras taparlo, sorpre- sivamente, se intercambiaron la posición. Los hubo incrédulos que, rápidamene, trataron de desvelar el «secreto»; otros dijeron que era «magia».