M.I.
EL GRUÑÓN

La muy difícil adaptación a los nuevos tiempos

Este debe ser ya el sexto largometraje del finlandés Dome Karukoski, quien ha alcanzado la máxima popularidad en su país de origen precisamente con “Milenesäpahoittaja” (2014), ya que fue la película más vista allí en el año de su estreno. Es una comedia familiar, no exenta de momentos dramáticos y solemnes, que contrastan con otros más ligeramente costumbristas. Se sustenta en el carisma de su veterano actor principal Antti Litja, que consigue algo tan complicado como acabar siendo entrañable para el público, a pesar de su mal carácter. El haber cumplido los ochenta no le impide ser el viejo gruñón del título, llamado así por todo su entorno, siendo el único personaje del reparto que no responde a un nombre propio.

Antti Litja habla y habla sin parar durante toda la película, y su conversación no es precisamente agradable, puesto que siempre repite las mismas cosas, que se resumen en un rechazo frontal a los nuevos tiempos y la añoranza de un pasado que a sus ojos fue infinitamente mejor. El hombre se quedó en el año 1953, y después de la posguerra no ha parado de quejarse hasta la actualidad. Su mujer no lo sufre, porque tiene alzheimer, pero su nuera sí, ya que debe acogerle en su casa cuando deja la granja para ir a Helsinki a tratarse médicamente.