Iñaki IRIONDO
gasteiz
«GUERRA CIVIL» EN EL PSOE

Sánchez apela a los militantes para sobrevivir al golpe de los críticos

Los críticos del PSOE confirmaron ayer sus amenazas y 17 miembros de la dirección dimitieron en un golpe de mano que pretendía forzar la dimisión de Pedro Sánchez. El secretario general y sus fieles se escudan en los estatutos del partido para urgir la convocatoria de un congreso extraordinario en el que buscarán el apoyo de la militancia.

En la guerra civil declarada ya abiertamente en el PSOE, cada bando está en su trinchera. El todavía secretario general, Pedro Sánchez, se aferra a convocar él mismo un congreso para dar voz a los militantes, después de la maniobra de ayer de los críticos, que con la dimisión de 17 miembros de la Comisión Ejecutiva Federal pretendían hacer rodar su cabeza, y que sostienen que todos están automáticamente destituidos. Por contra, la actual dirección sostiene que en estas circunstancias serán los miembros que quedan en la Ejecutiva los que piloten el proceso congresual

Ambos «bandos» hacen una interpretación distinta de los estatutos del partido. La actual dirección insiste en que Pedro Sánchez sigue siendo el secretario general del PSOE y que la Comisión Ejecutiva Federal se reunirá hoy para convocar al Comité Federal, para que este órgano, a su vez, convoque un Congreso extraordinario, en el que hable la militancia. El sector crítico, por su parte, entiende que con la dimisión de la mitad más uno de la Ejecutiva, la Comisión de Garantías del partido es la que debería crear una suerte de gestora que sería la encargada de convocar el Congreso.

Esta diferencia es sustancial. Porque a nadie se le oculta que lo que pretendían los críticos con su maniobra era que dirigentes de su sector tomaran el mando del partido para adoptar en este tiempo decisiones tan trascendentales como la de abstenerse ante una hipotética investidura de Mariano Rajoy.

Lo contradictorio de esta revuelta interna para tumbar a Pedro Sánchez es que su consecuencia directa sería aupar a Rajoy de nuevo a la Presidencia del Gobierno.

Las estructuras del PSOE están en estos momentos partidas por la mitad, con acusaciones cruzadas de estar poniendo los intereses personales por delante de los del partido o, según algunos, de los de país.

El día comenzó con una entrevista desde Chile (2.30 de la madrugada allí) de Felipe González en la Cadena SER diciendo que se sentía engañado por Pedro Sánchez por que le había dicho que en segunda votación de la investidura dejaría gobernar a Mariano Rajoy, que en opinión del expresidente del Gobierno español es lo que debía hacer. Después 17 miembros de la Ejecutiva Federal del partido presentaron su dimisión, confirmando de esta forma lo que ya habían adelantado de víspera algunos medios como “El País”. Estas dimisiones hacen que, sumadas a otras dos vacantes anteriores y al fallecimiento de Pedro Zerolo, los cesantes sean la mitad más uno de la dirección, lo que según su interpretación conllevaba la caída del secretario general y de la actual dirección.

Entre los dimisionarios se encuentran nada menos que la presidenta del PSOE, Micaela Navarro, el secretario de Política Federal, Antonio Pradas, el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, o el ex secretario general del PSM Tomás Gómez, a quien en su día Sánchez cesó y hasta le cambió la cerradura de la puerta de su despacho.

Entre los firmantes no figuran ni el vizcaino Patxi López ni el navarro Roberto Jiménez. Tanto el PSE y como el PSN se están manteniendo hasta el último momento fieles al secretario general del PSOE.

Sánchez: «Que dimitan hoy»

Sabiendo las intrigas que se estaban dando dentro del partido, donde la federación andaluza estaba buscado denodadamente esas 17 dimisiones, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ofreció una entrevista a “El Diario.es”, para retar a quienes amenazaban con dimitir a que lo hicieran ayer mismo. Quizá no midió bien sus fuerzas. «Si consideran que ya no forman parte de este proyecto y que no se sienten identificados con el proyecto que encabezo, no hace falta que sumen el 50% más uno. Yo, en su lugar –aseguró–, dimitiría hoy. Pero no para derrocar al secretario general del PSOE, sino porque no comparto su posición».

Pues a las 17.15 el secretario de Política Federal y número tres del partido, Antonio Pradas, acompañado de la secretaria de Inmigración, Eva Matarín, entraban en la sede de Ferraz por el garaje y presentaban la dimisión de 17 miembros de la dirección, con la intención de hacer dimitir a Pedro Sánchez.

Sin embargo, la actual dirección dice que los estatutos le legitiman para seguir adelante y lo hará, además, sin ningún miembro de los críticos entre ellos.

Apelaciones a la militancia

Además de la guerra estatutaria que se abre ahora, hay también una verdadera guerra política.

El secretario de Organización del PSOE, César Luena, destacó tras las dimisiones la gravedad política del intento de golpe de mano que se produjo ayer. «Es muy grave –declaró– porque todo indica que algunos y algunas dirigentes del PSOE han intentado que no hubiera Congreso, para intentar que el PSOE lo dirigiera una gestora, sin explicar con qué intenciones».

Luena insistió en que «políticamente es muy grave porque se ha pretendido torcer la voluntad de los órganos respaldados por los militantes y se ha intentado que los militantes no hablen».

En la rueda de prensa que el secretario de Organización ofreció pasadas las siete de la tarde, llamó la atención que reclamara «responsabilidad» y «altura de miras» a los dirigentes orgánicos e institucionales del PSOE en estos «momentos difíciles e inéditos de la vida interna» de su partido. Luenga les recordaba que «los españoles nos están mirando», y les invitaba a «demostrar que somos capaces de resolver nuestras diferencias» con el diálogo.

Es a todas luces evidente que esa línea roja ya se ha traspasado. «Imposible imaginar una salida con más deshonor e indignidad de un secretario general socialista. Pedro Sánchez deja muerto al PSOE», escribía el exdirigente madrileño Tomás Gómez, destituido por la Ejecutiva federal el año pasado. «Zapatero dejó al PSOE en crisis, sin frenos. Sánchez lo deja cayendo al barranco, incapaz de al menos girar y evitar caer!», apostillaba.

Lucha de poder y abstención

Desde la actual dirección del PSOE se trata de presentar esta disputa como una batalla entre quienes, en esta situación tan difícil para el partido, pretenden dar la voz a la militancia y entre quienes pretenden secuestrar esa voz desde las élites y las baronías territoriales.

Los críticos, por su parte, sostienen que Pedro Sánchez lleva al partido y a España al abismo por tratar de salvar su cabeza y mantenerse a toda costa en la Secretaría General. En este sector están ahora muchos de los que, como Susana Díaz, en su día le apoyaron en las primarias frente a Eduardo Madina, y que después se dieron cuenta de que no podían controlarlo como preveían y les hubiera gustado.

Y en medio está la cuestión de la investidura de Mariano Rajoy o la posibilidad de que se produzcan unas terceras elecciones. El presidente del PP ha conseguido, sin mover un músculo, que su principal adversario político acaba autodestruyéndose.

Para hoy está convocada una reunión de la Ejecutiva, que ya no es reconocida por los críticos. Por lo tanto, la batalla estatutaria está abierta y hay quien apunta que puede acabar en los tribunales.

 

Felipe González y su macabro «a pesar de las cosas que hicimos»

Estaba Felipe González en su salsa, segando la hierba bajo los pies de Pedro Sánchez en una entrevista en la Cadena SER, cuando al hablar de los últimos resultados electorales en la CAV y en Galicia dijo: «Reconozco que vamos de derrota en derrota. Ahora, regionalmente. Nunca hemos tenido peores resultados en el País Vasco, a pesar de las cosas que hicimos tá... pá... pá...».

A Pepa Bueno, la periodista que entrevistaba al expresidente del Gobierno español, no se le ocurrió o no tuvo los reflejos de hacer una pregunta lógica en ese momento. La que Arnaldo Otegi, por ejemplo, lanzó después a través de Twitter: «¿Qué cosas, Felipe?»

La interpretación que de las palabras de Felipe González se hizo en las redes sociales se retrotraían a los tiempos de los GAL, tanto las de los internautas que interactuaban desde Euskal Herria como las de muchos de los que lo hacían desde el Estado español. Se vieron fotos de Felipe González despidiendo a José Barrionuevo y Rafael Vera a las puertas de la cárcel de Guadalajara, así como portadas de «Egin» informando sobre diversos atentandos de los GAL.

Sortu hizo público un comunicado en el que sostiene que esa frase constituye «una confesión en toda regla». «Una confesión –apunta– que corrobora lo que todos sabíamos. La frase es clara y contundente; no se trata de un desliz dialéctico ni de ninguna confusión, Felipe González ha asumido, sin tapujos, el protagonismo ‘de las cosas que hicimos’». Sortu concluye que «estamos ante unas declaraciones indignantes que retratan a un personaje nefasto, que sigue reivindicando las cloacas del Estado cada vez que le viene en gana y sin ninguna instancia judicial que intervenga».

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, también pidió a González que explique a qué se refería con sus palabras.

No es la primera vez que el expresidente del Gobierno español hace alusiones a los tiempos de los GAL sin dar muestras de ningún tipo de autocrítica ni de sometimiento a la legalidad.I.I.

 

Declaraciones

«Imposible imaginar una salida con más deshonor e indignidad del secretario general»
Tomás GÓMEZ
Exdirigente del PSM

 «Se ha pretendido torcer la voluntad de los órganos respaldados por los militantes»
César LUENA
Secretario de Organización del PSOE

 «González está en el bando de la abstención. Me gustaría saber en cuál está Susana Díaz»
Pedro SÁNCHEZ
Secretario general del PSOE

«Me siento engañado por Sánchez, me dijo que se abstendría en la segunda votación»
Felipe GONZÁLEZ
Expresidente del Gobierno