Alberto PRADILLA

LA GRAN COALICIÓN CONTRA EH BILDU Y ERC

Gabriel Rufián (ERC) y Oskar Matute (EH Bildu) coincidieron el sábado en un discurso muy duro contra el PSOE y su entrega del Gobierno español al PP. Ambos han sido utilizados por Ferraz, en alianza con PP y Ciudadanos, para marcar a Unidos Podemos. Confirmada la Gran Coalición de la abstención, sus integrantes censuran a Pablo Iglesias por algo tan grave como aplaudir a los independentistas.

La Gran Coalición se explicitó el sábado por la tarde con los diputados de PP y PSOE aplaudiendo conjuntamente el discurso de Antonio Hernando, enfadado por el discurso de Gabriel Rufián (ERC). A ellos se les sumó Ciudadanos, muleta imprescindible para investir a Mariano Rajoy, y el PNV, que votó en contra del inquilino de la Moncloa pero se alinea con el bloque del «orden». Hernando escenificó la ira hacia las palabras del republicano, que le había llamado «traidor», quizás como fórmula para eludir su ejercicio de transformismo, pasando del «no es no» a la abstención por orden de la Gestora. Acorralado como estaba, a sus ahora compañeros de PP y Ciudadanos no les quedó otra que saltar a jalearle. Es precisamente esa idea, la de la «estabilidad» frente a los bárbaros y el caos, la que comparten ahora Génova y Ferraz, siempre apoyados por Albert Rivera. Su estrategia ante el previsible desgaste del PSOE es ubicar a Unidos Podemos como outsiders y «antidemocráticos». Para ello, nada mejor que tirar de recursos antiguos: acusar de «connivencia» con ERC (pérfidos independentistas catalanes) y EH Bildu (todavía más criminalizable). Todo para que no se hable del hecho fundamental del fin de semana: que el líder del PP llega a la Moncloa gracias al apoyo de Ferraz y que Rajoy tiene la sartén por el mango ante la crisis del PSOE.

Que Pablo Iglesias o Iñigo Errejón aplaudiesen el discurso de Oskar Matute se ha convertido en uno de los culebrones que las tertulias políticas intentan alargar. También tiene que ver con el hecho de que tanto el diputado de la coalición soberanista como Rufián recordaron al PSOE su responsabilidad en la guerra sucia. Un asunto que Felipe González ha llegado a reivindicar mientras conspiraba contra Pedro Sánchez, pero que parece que no se puede mencionar en el Hemiciclo. Es decir, que para muchos parlamentarios españoles es peor recordar la responsabilidad de un partido en el terrorismo de Estado que practicarlo y encima salir impune. Aquí los independentistas vascos y catalanes coincidieron: sus discursos se centraron en recordar las traiciones, renuncias e infamias del PSOE. Iglesias, que representa al principal grupo de oposición español, optó por reforzar la idea de que ellos son la alternativa, ninguneando a Ferraz y polarizando con el PP.

Ciudadanos se apunta al barro

La bronca a cuenta de los aplausos se dio entre Ciudadanos y Unidos Podemos. Como el papel de «bisagra» entre PP y PSOE no puede considerarse garantía para la subsistencia del partido naranja, Albert Rivera ha decidido convertirse en la «oposición a la oposición». No solo desde el estrado, sino también a través de la gresca en el Hemiciclo, en Twitter y en los medios. Es lo que hizo José Manuel Villegas, vicesecretario general de Ciudadanos. Había concluido el debate y, tras una intervención de Rafael Hernando (PP) que buscaba criminalizar a EH Bildu, se dirigió hacia la bancada de Unidos Podemos para llamarles «amigos de los terroristas».

Saltaron parlamentarios como Pablo Iglesias, Iñigo Errejón e Irene Montero para exigir una rectificación, pero los naranjas se mantuvieron, conscientes de que en ese barro se manejan con maestría. La trifulca, retratada por el fotógrafo Alberto Di Lolli, ha tenido sus ramificaciones, tanto en tertulias como en redes sociales. Como es habitual, nadie pregunta a la fuente si es independentista vasca. Los principales debates políticos matutinos de ayer, el de Cuatro y el de La Sexta, analizaron las palabras de Matute y los aplausos de Unidos Podemos. Nadie, sin embargo, pensó que quizás estaría bien preguntar al parlamentario de EH Bildu. En Twitter, mientras tanto, Juan Carlos Girauta (Ciudadanos) llegaba a considerar una amenaza la referencia hecha por Eduardo Maura (Unidos Podemos) a la frivolidad con la que el naranja hablaba sobre ETA y víctimas. «Mucho cuidado con lo que dices, algunos venimos de allá y de muy lejos», aseguró el diputado por Bizkaia. Por si fuera poco, entró a la pugna su propio tío, Fernando Maura, también del partido naranja, con un artículo en el que llegaba a citar al tatarabuelo, Antonio Maura y presidente español durante la Restauración española, para atacar a su sobrino, a quien le echaba en cara su «fluida relación con Bildu».

No han sido los únicos que se han apuntado al discurso. Antonio Pradas (PSOE) es uno de ellos. Aunque, en su caso, utilizó los aplausos para criticar a Pedro Sánchez, demostrando que valen para todo. La lógica es esta: el ex secretario general no puede pedir buena relación con Unidos Podemos porque aplaude los discurso de EH Bildu. Suena ridículo, pero así es la política española.