Curro VELÁZQUEZ GAZTELU
Elkarrizketa
BELÉN MAYA
BAILAORA

«Nosotras las gitanas permitimos que el patriarcado invada nuestras vidas»

Belén Maya (Nueva York, 1966) es una bailaora que nació cuando sus padres estaban de gira por la ciudad de la gran manzana. Este es un reflejo del aperturismo flamenco que corre por sus venas y de los pocos prejuicios a la hora de crear y enfrentarse al público. Los días 12 y 13, vendrá dentro de la programación de Dantzaldia de Bilbo con su espectáculo «Romnia» (mujer, en romanó).

Con su nueva propuesta nos propone una indagación sobre la persecución y el holocausto de las mujeres gitanas en los Balcanes. ¿Puede ser esta visión una analogía de lo que le ocurre a la mujer gitana de nuestro entorno?

En principio, esta propuesta no fue con la intención de denunciar ninguna problemática en concreto. El espectáculo lo he hecho a partir de cosas mías, de mi memoria, de mi cuerpo, de las emociones que a mí me mueven. Sí es cierto que son emociones desde lo femenino. Pero “Romnia” no fue concebida como una denuncia. Lo hago más desde mí misma, desde lo que a mí me mueve. Intento respetar mucho las traumáticas experiencias de estas mujeres, algo imprescindible y de primer orden.

¿Trata, por tanto, de huir de esa parte contestataria en pos de la parte más creativa y emocional?

El público ha vivido mis últimas propuestas, donde toco más la parte de la mujer, del feminismo y del lugar que ocupamos en el mundo, como algo reivindicativo. Pero sinceramente, ese no es mi objetivo, porque me da miedo entrar en ese terreno de denuncia, ya que es algo peligroso. “Romnia” tiene muchas lecturas y la gente lo siente como un alegato feminista y de la mujer gitana y a mí eso me encanta y me parece genial. Al final ahí hay un sello feminista que a mí me encanta y lo defiendo, aunque no haya sido mi finalidad.

¿Cree que hoy en día la mujer gitana del siglo XXI sufre discriminación por ser precisamente eso: mujer, gitana y en la mayoría de los casos, pobres?

Claro que sí. Hay una discriminación racial por parte de la etnia dominante y además dentro de la sociedad gitana los hombres abusan de las mujeres de su familia. Las poseen a muchos niveles. No olvidemos que también ellas son las que se discriminan a sí mismas. Y es que aún no tienen la confianza en su propia persona para así tener las herramientas para poder decidir. Es un mundo muy complicado. No quiero caer en las generalizaciones, ya que dentro de la propia comunidad gitana hay muchas formas y maneras de percibir la vida y de sentirse gitano o gitana.

¿Cree que las mujeres gitanas del siglo XXI, son dueñas de su cuerpo?

Por supuesto que no, la mujer gitana no es dueña de su cuerpo o sexualidad, pero tampoco la mayoría de mujeres no gitanas lo son. Dejamos que nuestras parejas nos influya a todos los niveles.

En el fondo, en la sociedad gitana existe un matriarcado a nivel muy profundo e interno, lo que pasa que los matriarcados hoy en día son subterráneos, ya que quien lo domina es el patriarcado. Pero en el mundo gitano las mujeres son las que trabajan, las que llevan la casa adelante, las que controlan el dinero. A fin y a cuentas, las que tiran para adelante. Esperemos que algún día suba a la superficie y se reconozca la labor de la mujer gitana. La mujer en general tiene una lucha internamente con ella misma para aceptar lo que es sin caer en lo que te impone la propia sociedad de consumo y dominante. Hay que cumplir las reglas impuestas para ser una mujer aceptada como tal por parte de esta sociedad machista. Y es que nosotras mismas permitimos que el patriarcado invada nuestras vidas.

Podemos decir que la obra que su padre, el gran Mario Maya realizó hace ahora 40 años «Camelamos Naquerar», «Queremos Hablar», en romanó, siendo un antes y un después en lo que se refiere al concepto del baile dentro del flamenco. Con Belén Maya y sus propuestas, podremos decir con el tiempo lo mismo?

Mi padre era un rebelde absoluto y creo q algo de eso me queda. A mí, mi padre nunca me enseñó a bailar, ya que por circunstancias yo no empecé a su lado. Luego entré en su Compañía. No era un maestro de enseñar pasos de baile. Él te enseñaba otras cosas, por ejemplo a escuchar la música de otra manera, a escuchar otros tipos de músicas que no fuera flamenco, el respeto al escenario, etc… Él era muy libre, le gustaba innovar y hacer lo que él sentía sin que nadie se inmiscuyera. En “Romnia” y en mi nueva creación “Medusa”, el vocabulario que yo utilizo no es flamenco (reflexiona). Bueno... ¿quién dice lo que es y lo que no es flamenco? ¿Dónde está esa línea divisoria que separa el flamenco y otros conceptos?