Agustín GOIKOETXEA
BILBO
Elkarrizketa
AINHOA ETXAIDE
SECRETARIA GENERAL DE LAB

«El objetivo de la acción sindical es ir generando una nueva realidad»

En mayo, en Gasteiz, cerrará una etapa de su vida. Nueve años «complicados», con «reformas brutales y criminalizaciones», que le llevan a confesar cansancio. Parafraseando a Angela Davis, plantea: «Si estás cansada, descansa y sigue».

La crisis y las reformas sacuden a la clase trabajadora, ¿ha estado el sindicalismo a la altura de las circunstancias?

No hemos sido capaces de ver qué respuesta necesitaba y cómo abordamos las necesidades del país, que se han hecho si cabe más latentes. Se suponía que era el momento de, en primer lugar, llegar a un acuerdo o hacer un debate de qué intereses había que defender. En segundo, qué problemas eran estructurale. Y en tercer lugar, cómo reformulábamos la economía. La crisis se ha aprovechado para hacer una reforma que ha liquidado derechos laborales y sociales, y en ese sentido sí ha habido una respuesta mayor que en gran parte de Europa.

Sí fuimos capaces de acumular fuerzas ante una situación en la que los sindicatos nos unimos y eso pudo hacer posible esas movilizaciones. Sí ha habido gran confrontación en muchos aspectos frente a la destrucción de empleo. Pero es verdad que la crisis ha dejado muy claro quién tiene el poder y quiénes no lo tenemos. El resultado es que no hemos sido capaces de afrontar las consecuencias de la crisis y las reformas que ha traído asociadas.

¿Tiene alguna particularidad lo sucedido en nuestro país?

Aquí se ha vivido la crisis comparándose constantemente con la situación del Estado español. Parecía que el impacto real era menor y eso ha servido para atacar más los derechos. La hemos afrontado con una mayoría sindical que desde el principio vimos que llegaban reformas y que había que defender nuestros derechos porque si no no nos los va a defender nadie. Y había que hacerlo reivindicando un nuevo modelo económico y social. Euskal Herria ha abordado esta crisis sin instrumentos para decidir qué hacíamos, perjudicando a los trabajadores.

La crisis ha generado un clima de apatía. ¿Cómo se puede motivar a esos sectores desmovilizados?

Lo importante es darle valor a la movilización para responder colectivamente a lo que está pasando y situarlo en el centro de cualquier estrategia por el cambio. Es difícil motivar a una sociedad a que dé pasos si luego no vas a basar en esa movilización tu estrategia por el cambio. Y, en segundo lugar, debes tener una oferta adecuada. No se puede movilizar a la sociedad hablando solo de una parte de los trabajadores. Hemos tenido que replantearnos que hay que movilizarse contra la precariedad teniendo en cuenta que la mayor parte de la gente que está en precario es ajena a la cobertura sindical clásica y muchos no están en los centros de trabajo.

Cuándo hablan de que llegan al Congreso con los deberes hechos, ¿a qué se refieren?

Al mandato que recibimos en 2008 en el Congreso de Barakaldo de renovar el sindicato, una nueva generación para hacer un nuevo sindicalismo. Claro que queda mucho por hacer, entre otras cosas demostrar a todos aquellos que han perdido la confianza en el sindicalismo y que no se quieren movilizar que somos un instrumento válido, yo diría indispensable, si queremos hacer una mayoría social que genere alternativas. Es más una renovación de nuestro modelo, de la forma de dirigirnos a trabajadores y trabajadoras, de nuestra línea sindical.

Con el capitalismo no es posible vivir dignamente, defienden. ¿Cuál es su propuesta?

Abrir un proceso soberanista con el objetivo de generar un nuevo modelo económico, social y político para Euskal Herria. ¿Por qué un proceso soberanista? Porque necesitamos una capacidad de decidir sobre el sistema. Desde la subordinación a dos estados capitalistas no es posible generar un nuevo modelo. ¿Y por qué con el objetivo de transformar la realidad? Porque es nuestra oferta a los trabajadores y las trabajadoras.

El mundo del trabajo ha cambiado y parece que muchos no se sienten atraídos por los sindicatos. ¿Cómo recuperarlos?

Adecuando nuestras reivindicaciones. Hace unos años decidimos que no íbamos a ayudar a consolidar este modelo de crecimiento. No creemos que cualquier crecimiento, a costa de cualquier cosa, sea bueno. Reivindicamos un salario mínimo 1.200 euros con 35 horas semanales. Estas exigencias transformarían la realidad de todos esos sectores precarizados.

Necesitamos un nuevo modelo para organizar a trabajadores y trabajadoras pero tenemos que olvidarnos del mundo del trabajo del pasado y adentrarnos en una realidad más compleja pero también con otras inquietudes. Y pensar en otra forma de hacer acción sindical. Hasta ahora se fundamentaba en que era un modo de llegar a una buena negociación. En estos momentos, entiendo que el objetivo es reivindicar el sujeto de clase, permitir que la gente le dé una respuesta colectiva a una situación individual, permitir e impulsar que la gente recupere la solidaridad. El objetivo de la acción sindical no es entrar en negociación colectiva, es ir generando una nueva realidad.

Proponen impulsar el proceso soberanista, ¿a través de qué herramientas?

Ahí está, en el ámbito social, la Carta de Derechos Sociales que le dota de contenidos. Es importante crear instrumentos y depositar en la sociedad, que es mayoritariamente trabajadora, la capacidad de abrir ese proceso. Tenemos que romper con viejos esquemas de un proceso articulado de arriba a abajo.

En el caso de la Carta, ¿la falta de continuidad no hace que parezca una campaña más?

Debemos ser críticos quienes la impulsamos y conformamos. Se tiene que convertir en un instrumento que nos permita dotar de contenido el proceso soberanista pero ser también un marco donde lleguemos a acuerdos, donde poco a poco vayamos atrayendo y aglutinando a nuevos sectores. Tenemos que demostrar a la sociedad que, mediante la movilización, podemos condicionar las agendas neoliberales, las políticas, y cuando sea posible transformarlas. Porque si no, no va a haber proceso. La gente tiene que ver que das respuestas reales a sus problemas.

En ese camino son necesarias alianzas. Se suceden los mensajes con ELA, pero la estrategia sindical conjunta no llega.

Entre ELA y LAB podemos compartir muchas cosas, gran parte del diagnóstico, los escenarios que buscamos... pero tenemos profundos desacuerdos en cómo abordamos la acción sindical en la empresa y la negociación colectiva. Los sindicatos somos más que eso, pero sin ello no tenemos ámbitos de trabajo. Ese desacuerdo es determinante y hay que ir poco a poco superándolo.

¿Será a corto o medio plazo?

Estamos diciendo que queremos llegar al Congreso en otro contexto sindical, donde el acuerdo sea posible. En un contexto en el que estamos confrontando en todos y cada uno de los convenios, el acuerdo va a ser imposible. ¿El escenario que estamos generando es el del acuerdo? No, es en el que el acuerdo va a ser posible. Tampoco vemos que ELA y LAB tengan que buscar un acuerdo global, lo que tienen que recuperar son ámbitos de trabajo en conjunto, lo que tenemos que hacer es recuperar la capacidad de dirigirnos a los trabajadores con la misma oferta, porque se multiplica nuestra capacidad de acción. ¿Lo vamos a hacer antes del Congreso? Estamos trabajando en esa dirección.

¿Espera algo nuevo del nuevo Gobierno en Gasteiz?

Entendemos que todo irá en la misma dirección que hasta ahora. Si tú haces agenda neoliberal, profundizas en ella. Urkullu dijo que quería gobernabilidad para seguir haciendo lo que ha venido haciendo. Le dijimos que si no se cambian las políticas, no se va a cambiar la realidad social ,y por lo tanto, nuestra acción sindical y movilización van a ir orientadas a la demanda de cambio de las políticas, porque de las políticas institucionales de Urkullu se ha caído una mayoría social a la que se está invisibilizando, aparte de haberles arrojado a la precariedad.

Se producen pequeños movimientos en el tablero institucional del país y surge el «qué hay de lo mío»...

Para hacer nuevas políticas, son necesarios gobiernos de cambio, pero eso no es suficiente para transformar la realidad. Nuestra propuesta es buscar acuerdos en los ámbitos político, social y sindical. Vamos a tener que acordar cómo transformar las políticas y generar correlaciones de fuerzas para ello. En 2011 dijimos que era la hora de concretar y acordar una agenda política y social para que hagamos del ‘qué hay de lo mío’ un ‘que es lo nuestro’. La gente tiene que implicar a la izquierda en su conjunto en todas las instituciones, en todos los centros de trabajo, en la calle, con algo ‘que es lo nuestro’. No solo la izquierda, me resisto a que reivindicar derechos básicos sea ‘lo mío’. Tiene que haber un mayor compromiso en construir ‘lo nuestro, sabiendo que de lo nuestro no pueden traerse y mucho menos relativizarse lo que son derechos básicos para cambiar una realidad social de alarma real.

La criminalización de la mayoría sindical vasca ha sido una constante en los últimos meses, ¿teme que puede ir a más?

Sí se puede, por cuanto con Urkullu se han dado los mayores ataques y no ha habido ningún tipo de defensa de las libertades sindicales. No le pedimos que apoye a ELA y LAB, le pedimos al lehendakari que se posicione como máximo responsable institucional a favor de las libertades sindicales y de los derechos más básicos. Y cuando es el primero que los ataca, haciendo un acuerdo con la minoría y negando la representatividad a la mayoría, no podemos hacer una valoración positiva. Debemos recordar que ha sido el que ha abierto una mesa de diálogo social cuando se constata que Confebask ha pedido a Madrid que ELA y LAB queden fuera de los centros de trabajo, y el lehendakari le dio total normalidad.

Años intensos al frente de LAB y muchos por delante. ¿Y a partir de aquí, qué?

Ocupar la Secretaría General de LAB ha sido una etapa de mi vida. Han primado las razones políticas y organizativas para que ceda el testigo. Antes participaba en la izquierda abertzale organizada y voy a seguir. ¿Con qué función? A corto plazo, en el sindicato ayudando en lo que pueda a la nueva dirección y centrándome mucho en la estrategia feminista, porque creemos que por ahí tiene que llegar esa nueva reformulación sindical. A partir de ahí, no sé.