Eduardo Renobales
Historiador
GAURKOA

Nostalgia cada 30N, día de San Andrés

Cada vez que se acerca el día de San Andrés caigo en un estado de nostalgia que se perpetúa vez tras vez, año tras año. Y no voy a disertar sobre un tango. Ante la indiferencia de todos, digo todos, un hecho deplorable como fue la segunda ilegalización de ANV (la primera la perpetró Franco) al calor del «todoeseta» del condenado por prevaricación Garzón, el último icono de la izquierda española, se apuntala en nuestro olvido colectivo sin pena ni gloria.

Me duele especialmente por lo injusto, por lo fuera del tiempo y de la realidad actual que representa; por retrotraernos al pasado una vez más con unas pruebas bastante endebles y discutibles si no las tamizamos en la razón de Estado y el susodicho eslogan «todoeseta». Un partido que ha llegado a tener ministros en el Gobierno de España. Pero, ¿qué se puede esperar en un Estado en el que puedes ser terrorista sin saberlo, aún repudiando la violencia, sin tener una organización que te apoye, ni armas, ni deseos de realizar mal a nadie fuera de la crítica política? ¿O será que eso se conmemora otro día de noviembre, el 20 quizás?

Los tribunales españoles y el de Estrasburgo entre 2008- 2013 avalan la ilegalización bajo las premisa de que ANV se parece a Batasuna y sigue las órdenes de ETA (Yo nunca he visto esas órdenes, cuando lo haga me callo); siendo las dos organizaciones políticas del mismo espectro ideológico y social, ¿a quién se iban a parecer? ¿Al PP? Señalando además que los proyectos políticos que defiende ANV «están en contradicción con el concepto de sociedad democrática y representa una grave amenaza para la democracia española». Y añade que la disolución «es necesaria para el mantenimiento de la seguridad pública, la defensa, el orden público y la protección de los derechos y libertades de los demás»

Esto dictado en Estrasburgo, no en Turquía. Si los tribunales lo dicen, habrá que respetarlo como no se cansan de repetir los políticos, pues se supone que saben de leyes más que nosotros, la plebe; pero no puedo dejar de sostener una reflexión.

Los proyectos políticos de ANV serían los que se reflejaban en sus estatutos y no en denuncias policiales y de la Fiscalía del Estado, digo yo. Porque creo que en una democracia las organizaciones no delinquen; lo hacen, en todo caso, las personas. Y, ¿el proyecto político de ANV era totalitario y un peligro para la democracia española? Pues leyendo sus estatutos no dan esa imagen. Durante más de 30 años, los poderes del Estado no dijeron esta boca es mía sobre la organización y sus estatutos fueron certificados en el Ministerio del Interior sin ninguna traba en 1976. O sea, que durante más de 30 años los estatutos de ANV no fueron un problema. Este surgió entrado ya el siglo XXI. ¿No cabe motivo de reflexión?

La segunda ilegalización se llevó por delante todo lo que era ANV en 2008 y, lo que me indigna más, lo que representaba la ANV histórica.

Por ejemplo. En la investigación que llevé a cabo para escribir mi libro ANV, el otro nacionalismo, rescaté, redescubrí y recuperé abundante documentación dispersa y perdida de ANV de la época republicana y del exilio. De cajones olvidados, camarotes polvorientos y apropiaciones indebidas. Documentación que, en mi inocencia, tras publicar el libro doné al partido porque entendía que era su legítimo propietario. Huelga decir que toda pila de papeles, expedientes, carpetas, etc., está desaparecida tras la redada ilegalizadora. Y ya me contarán los fiscales, jueces españoles y jueces europeos qué peligro para la democracia española representan las actas de un congreso de 1936 o la correspondencia de exiliados antifascistas de la década de1950 o 1960, o las penurias de los exilados vascos por el mundo hacia 1940.

Y, ¿es importante ANV?

Ahí entramos en sustancia política. EAE-ANV es, en mi opinión, la formación política más determinante en el movimiento abertzale en su conjunto. Mucho más que el PNV que, una vez más (siguiendo al maestro Arzalluz), recogió las nueces que otros habían volteado tras mover el árbol. Pero que se quedaron sin ellas. En la contienda política la última virtud es ser listo y, los grupos de izquierda abertzales, históricamente han adolecido de semejante cualidad amén de otras, enfrascados en la pelea diaria pero nada prácticos en sacarle a su esfuerzo rendimientos inmediatos o a futuro.

¿Qué valores aportó la aparición del Manifiesto de San Andrés un histórico 30 de noviembre de 1930 que fueran trascendentes en el progreso como sociedad de la comunidad vasca?

Veamos. Desecharon las teorías arcaizantes y cuasicarlistas de Arana reunidas en el Jaungoikoa ta Lege Zaharrak para transformarlas en una patria libre de hombres libres aceptando la praxis democrática como forma de hacer política. Apartaron la religión del campo político- social para demandar que pasara a la esfera privada. Declararon al capitalismo como pecado capital contra la dignidad de los hombres y la justicia social como doctrina igualitaria frente al monopolio de las élites oligárquicas que oprimían y frenaban el desarrollo de los trabajadores y las clases medias.

Rechazaron el maquetismo de la esfera política, tanto que el primer muerto del nacionalismo progresista documentado se llamaba Hermenegildo Alvariño y era un joven trabajador gallego que vino a Euskal Herria a ganarse el pan para morir de un tiro al lado de la Eusko Etxea de Barakaldo.

Denunciaron la territorialidad histórica de los herrialdes, germen de separación y diferenciación más que de cohesión y soberanía, para demandar un estado unitario; frente a poderosas diputaciones forales sectarias, un gobierno central que actuara en clave de país. Derecho de autodeterminación contrapuesto a derechos históricos. Justicia social, aconfesionalidad y cada ciudadano base individual de una colectividad nacional basada en la igualdad y la cultura frente a la religión y la raza jelkides.

Básicamente todo esto. Un claro avance. Y eso por primera vez lo aportó ANV, Eusko Abertzale Ekintza, EAE-ANV.

Puede parecer poca cosa hoy? Tal vez, pero no lo era en 1930. Y tenemos que admitir que lo que somos es gracias a los que fueron y según seamos, serán; izan zirelako, gara ta izango dira.

Todo ello me incita a mantener un poso de nostalgia cada 30 de noviembre, día de San Andrés.