Pablo CABEZA

El presente es digital, el futuro también, pero no llega

Internet con su red de redes ha conseguido que una gran parte de la música se muestre, aunque no todos compiten en igualdad de condiciones o visibilidad. El presente es digital, el futuro lo será, pero el dinero por descargas sigue sin fluir en Euskal Herria.

Fue ayer? No, la tienda digital que cambió el rumbo de las ventas de música, iTunes, cumplirá el próximo enero 16 años. Apple planteaba con descaro una forma inmediata de venta a un precio no tan asequible para no aportar un cuadernillo, una contraportada o un estuche. Pero acierta con la fórmula y su poder de seducción.

Spotify es una aplicación más joven y Europea, de Suecia. El programa se lanza en el mercado europeo en 2008, y un año después en otros continentes. Spotify propone un modelo de negocio diferente al de Apple, Amazon y otras, ya que se sustenta en la escucha de canciones en modo radio continuo, streaming. Las diferentes configuraciones aportan la posibilidad de oír listas de reproducción creadas por los propios usuarios, además de otras características dinámicas. En el modelo sueco no se paga por canción, sino por suscripción temporal, aunque desde hace unos años funciona el modo free (motivo de queja desde algunos sectores), gratuito con publicidad. Spotify ha sido objeto de muchas críticas desde su nacimiento, tanto por el modelo de negocio, escucha online, como por entender que no pagaba lo apropiado por el uso de derechos. Con el paso de los años su fórmula se ha asentado y pocos son los grupos y solistas que no están en la plataforma. Es posible que los proyectos pequeños no vean ni un céntimo, pero algunos valoran en especial la visibillidad. También se sugiere que con su aportación han disminuido las descargas ilegales.

Otro agente generador de contenidos musicales es YouTube, creado en 2005 por exempleados de Paypal y comprado en 2006 por el poderoso Google. Plataforma cada día con más fuerza y mayor número de canciones y vídeos en su seno.

En Euskal Herria hubo hace años una empresa que apostó por colocar en el mercado parte del catálogo de IZ para compra online. El fallecido y recordado músico Luis Ruiz realizó la presentación en la Alhóndiga de Bilbo con plena ilusión. La propuesta no funcionó y fin del capítulo. Y es que en Euskal Herria la cultura de compra digital, y en paralelo de venta e ingresos para las discográficas o particulares, continúa en mínimos.

Para Ritxi Aizpuru, de Baga-Biga, las descargas digitales van subiendo en Euskal Herria, aunque matiza: «No es la implantación que pueda haber en Catalunya por poner un ejemplo cercano, donde alucinan por las ventas en CD que aún se dan aquí. Las descargas digitales se pueden hacer desde cualquier punto del mundo y creo que hay un porcentaje alto de euskaldunes que viven fuera de Euskal Herria que compran digital. Las ventas en tiendas físicas va menguando, pero suben algo las venta online tanto en físico como digital». Comenta asimismo que «la compra compulsiva o no de discos en la Azoka de Durango logra que el descenso sea paulatino y de baja intensidad». Concluye: «Todas las ventanas digitales son necesarias para que el escaparate de discos sea visible de todos y para todos. Esas herramientas y portales digitales aportan visibilidad. La cuestión es que entre tanto disco hay que saber llegar, con la información apropiada, a los gustos que cada persona busca».

Anjel Valdes, de Elkar, estima que el modelo digital aquí todavía es una «incógnita» y que no genera «mucho», sobre todo después de que el consumo se haya «decantado», en más de un 80%, por el streaming. «Está claro –apunta– que este tipo de consumo es válido para las producciones que son rentabilizadas anteriormente en formato físico. Pero es impensable que con lo que se genera mediante streaming, nadie pueda ponerse a producir nada, absolutamente nada. Me parece una falacia que aparezcan los directivos de compañías como Spotify enorgulleciéndose de que ellos son el camino, cuando realmente son la puntilla. De todos modos –concreta–, los ingresos en el mundo digital se realizan por acumulación de contenidos, cada uno de los cuales genera muy poco. Por decirlo gráficamente, un click en YouTube o Spotify, es como una ameba. Lo que genera es ínfimo. El artista no viene a cobrar más de 0,008 euros por clik. Si tienes 10 canciones, tu ‘beneficio’ es diez veces mayor. La tienda digital (como Spotify y otros), lleva su pequeño margen de cada click, pero multiplicado por el número de canciones. Spotify tiene más de 30 millones de referencias y ese es su negocio. Es decir, lo que se denomina negocio digital es un negocio para los que controlan los portales, no para los que aportan contenidos. Es un negocio pensado por los grandes, para el beneficio de los grandes. Confío más en la relación directa de los grupos con su público, en sus conciertos, donde venden sus discos, camisetas... y crean una ligazón sólida alrededor de la poesía de las canciones».

Jone Unanue, de Talka Records & Films apunta: «Las ventas físicas siguen bajando, y teniendo en cuenta que una de las marcas más potentes de ordenadores no incluyen el lector de CD en sus nuevas versiones, la condena del formato está clara. Otra cosa es que los románticos seguimos apostando por el formato físico en CD e incluso en LP, como en nuestra última referencia. La venta por distribución digital en Euskal Herria de músicos vascos es mínima, pero aquí mucha gente compra música a través de distintas plataformas, ya sea a través de suscripciones o discos completos. Talka al editar los trabajos de Fermin Muguruza, recibe una cantidad considerable de ventas digitales de todo el mundo a través de Zebralution, la distribuidora berlinesa con la que trabajamos. Ahora mismo las seis plataformas más importantes a nivel de distribución digital serían: Amazon, iTunes, Google Play, Spotify, Deezer y YouTube. Y nos gusten más o menos, tener presencia en ellas lo consideramos importante, y estamos ahí y en otras a través de nuestra distribuidora digital».

Desde Gaztelupeko Hotsak, Joxe Felix Azkarate “Xarra” apunta que los ingresos digitales han ido en aumento, aunque «escaso», y teniendo en cuenta que se «partía de cero». «No obstante, estos pequeños ingresos no completan la pérdida del soporte físico ni de lejos, al menos de momento. Y no sé si las expectativas son muy halagüeñas a corto plazo para la música euskaldun. Nosotros, que trabajamos también con artistas de fuera, vemos más lento el avance de lo digital aquí, aunque la gente, los aficionados a la música, sí tienen aún costumbre de comprar vinilos, cd’s y descargas. Estamos en la sana minoría con criterio musical». Y apuntala: «En Euskal Herria se ha llegado tarde al tema de las descargas. De todas formas, creo que en la mayoría de los casos se hace por medio de tiendas digitales como The Orchard o Altafonte en lo que se refiere a los sellos. Aunque para las autoproducciones se abre el campo porque hay bastantes propuestas de distribución digital. Nosotros con el año nuevo actualizamos nuestra web. Para poner la radio del sello usaremos Spotify y Bandcamp».

 

Otros modelos: proyectos alternativos como Taupaka Elkartea o DDT Banaketak

En Euskal Herria conviven diferentes modelos presenciales en la Red. Dos ejemplos de proyectos ajenos a las dinámicas habituales son propuestas de DDT Banaketak y Taupaka Elkartea, cada uno cuenta con sus matices, pero ambos proponen fórmulas alternativas. Desde DDT Banaketak, con tienda física en Muelle Marzana de Bilbo, aseveran que la venta digital apareció como la «gran esperanza blanca» del negocio musical, pero se ha convertido en su «bestia negra, ya que ha barrido toda la posibilidad de que el mercado vuelva a sostenerse sobre la adquisición previo pago. Eso no va a volver». Y añaden: «DDT no ha optado por el modelo de ventas digitales. Es más, generalmente nosotros o los mismo grupos difunden gratuitamente sus trabajos en plataformas digitales y/o redes P2P. Nosotros, siendo coherentes con nuestras ideas de que la cultura popular no debe ser manejada por empresas, no subimos nuestro catálogo a Spotify ni a ninguna otra plataforma similar. Algunas bandas o casi todas en general –precisan– suben sus trabajos a estas plataformas con la idea de conseguir más difusión y que más público pueda escuchar sus obras, pero no por motivos económicos. Casi no hay banda que no haya subido sus trabajos a Bandcamp permitiendo la escucha gratis. Otros grupos, como Criatura, se preocupan de subir sus trabajos a redes P2P con buena calidad (comprimiendo directamente desde el máster e incluyendo el material gráfico) para que sus trabajos se disfruten en todo su esplendor sin preocuparse de si el público que lo escuche haya pagado o no».

Taupaka Elkartea es un colectivo de artistas que apuesta por las licencias libres (Creative Commons, Copyleft...), como es el caso de DDT. Desde el momento inicial los álbumes o los trabajos artísticos pasan a libre disposición mediante descarga gratuita por medio de su web www.taupaka.eus. «Tenemos material físico (cedés y libros) a la venta en el stand de Durango», explica Josu Bergara, responsable de comunicación. «Las y los artistas que formamos parte de Taupaka creemos que internet es una gran ventana que permite dar a conocer nuestros trabajos, pero no nos preocupa para nada la caída de las ventas. Para nosotras es más importante aumentar las visitas a nuestros vídeos y canciones, como las descargas libres, que la propia compra del soporte. Por ejemplo, los principales grupos de rap en euskara de Euskal Herria están en Taupaka Elkartea y la gran mayoría de su distribución y el consumo de su música se hace de forma digital. Ya sea mediante descarga libre o escuchándolo en plataformas como Spotify, Bandcamp, Souncloud...».P.C.