Iñaki IRIONDO
ARRANCA LA LEGISLATURA EN EL PARLAMENTO DE GASTEIZ (3)

Elkarrekin Podemos están todavía buscándose a ellos mismos

Sobre Elkarrekin Podemos recae la duda de saber si es un grupo parlamentario o una suma de representantes de tres partidos y, además, con sectores no muy bien avenidos dentro del mayor de ellos. Da la impresión de que necesitan todavía encontrar su espacio en el Parlamento y adaptarse a una realidad que no es la de sus deseos en las elecciones.

Después de cada elección autonómica, cuando se producen cambios considerables en la composición del Parlamento, se inician obras para ajustar los locales de los cuatro pasillos destinados a los grupos a la nueva correlación de fuerzas. En esta ocasión en la planta baja, la más cercana al salón de plenos, el PNV ocupará todo un pasillo y EH Bildu, el otro. En el primer piso PSE y PP se reparten una de las alas, mientras que en la otra van los despachos para Elkarrekin-Podemos y se ha diseñado un local para el Grupo Mixto. Hasta ahí todo podría ser normal, salvo el significativo detalle de que en esta legislatura no hay Grupo Mixto. ¿Por qué se le reserva entonces un espacio? Una versión es que todo el pasillo era demasiado espacio para un grupo de once parlamentarios como Elkarrekin-Podemos, teniendo en cuanta que allí estuvieron en la pasada legislatura los 21 de EH Bildu. Otra versión habla de la previsión de que algún grupo pueda verse sujeto a convulsiones internas que le lleven a la ruptura o al descuelgue de parlamentarios. Quizá la verdad esté en la mezcla de ambas versiones.

El grupo parlamentario de Elkarrekin Podemos está compuesto por un representante de Equo, dos de Ezker Anitza y ocho de Podemos, entre los cuales está el doctor José Luis Uria que compitió en primarias con Pili Zabala por la candidatura a lehendakari y que forma parte de un sector crítico del partido morado.

Mientras otras coaliciones de partidos, como EH Bildu, han mantenido siempre una actuación unitaria en la Cámara, con portavoces parlamentarios elegidos en función de la distribución interna de responsabilidades sectoriales y no por cuotas de partido, Elkarrekin Podemos optó, al menos en el debate de investidura, por repartir tiempos entre distintos portavoces, y así actúa también en el Congreso de los Diputados.

El primer intento no resultó satisfactorio. Según el pacto interno previo, de la media hora con la que Elkarrekin Podemos contaba para la primera intervención, Pili Zabala (Podemos) debía utilizar 25 minutos, dejando los últimos 5 a Jon Hernández (Ezker Anitza-IU). Zabala cogió un ritmo más pausado de lo debido. Se consumía el tiempo pactado, se veía que no iba a terminar, y el móvil que había colocado en el estrado empezó a iluminarse de forma intermitente como si recibiera mensajes. En la primera fila de escaños de Podemos, también se observaba una actividad inusitada de pulgares en los aparatos. Pero Pili Zabala no debió de darse cuenta de nada, aunque los oradores tienen en el atril un reloj con cuenta atrás, y agotó los treinta minutos de su grupo. Jon Hernández tuvo que intervenir en el turno de réplica, restando tiempo a la intervención preparada por Lander Martínez.

Se puede entender, aunque en el Parlamento de Gasteiz sea novedoso, que una coalición reparta tiempo entre portavoces de sus distintos partidos componentes, pero Lander Martínez y Pili Zabala representan ambos a Podemos. Eso nos lleva a otra cuestión que Elkarrekin Podemos no supo gestionar bien desde el inicio: el de la portavocía del grupo.

Entrevistada tras las elecciones, la secretaria general de Podemos, Nagua Alba, dio por hecho que Pili Zabala sería la portavoz del grupo en la Cámara. Sin embargo, ese cargo recayó luego en Lander Martínez. Nada extraño en la organización de los grupos parlamentarios, si no fuera por la opinión generalizada de que, tras la campaña, Elkarrekin Podemos no confiaba ya tanto en las potencialidades de su candidata a lehendakari. Y todo empeoró cuando en la primera rueda de prensa del grupo el responsable de comunicación indicó a los periodistas que Zabala haría una intervención inicial (leída) y que las preguntas se dirigieran a Martínez.

De esta forma queda claro que Elkarrekin Podemos arranca la legislatura con un problema de liderazgo en el grupo parlamentario, acentuado por el hecho de que los máximos dirigentes de Podemos y de Ezker Anitza son diputados en el Congreso de Madrid.

Y tienen también un problema de colocación política en un Parlamento donde tienen 11 escaños de 75, en el que la fuerza a la que esperaban superar, EH Bildu, suma 18 representantes, y donde quedaron muy lejos de las expectativas de ganar al PNV. Que después de que el PSE pactara con los jeltzales siguieran hablando de acuerdos de izquierdas demostró falta de adaptación a la realidad. Que Pili Zabala utilizara la primera persona para hablar de –entre otros– «los que no llegamos a fin de mes o no llegamos ni al principio», fue una licencia retórico-política que poco ayudó a dar credibilidad a su discurso.

Hasta la fecha Elkarrekin Podemos ha presentado seis iniciativas, la mitad sobre las condiciones laborales de SOS Deiak, con dos preguntas de dos parlamentarios diferentes (uno de Equo y otro de Ezker Anitza) y una proposición no de ley (del primero de ellos). Y, como anunció en su primera rueda de prensa, proponen también reformar Lanbide y acabar con las puertas giratorias. La sexta propuesta es de apoyo a peticiones de CEAR para garantizar derechos a los refugiados.

A Elkarrekin Podemos le arropa todavía el margen de confianza que hay que dar a los recién llegados, pero habrán de darse prisa para encontrarse a ellos mismos y ver si pasan del plural, al singular.