Al menos 35 policías y soldados murieron ayer en el ataque contra el cuartel de la Seguridad Central yemení situado en la ciudad sureña de Aden. Además, otra cincuentena de agentes, todos ellos fieles al presidente Abdo Rabo Mansur Hadi, resultaron heridos en una explosión reivindicada posteriormente por el ISIS mediante un breve mensaje difundido a través de la agencia Amaq. Algunas agencias elevaron el número de muertos a 36 e incluso a 40.

La explosión se produjo cuando el atacante hizo explotar el cinturón de explosivos que llevaba en la entrada del cuartel Al Sauladau, junto a una barrera de seguridad. Según informaron diversas agencias de información, la detonación se produjo en el momento en que numerosos agentes de la Policía y soldados hacían fila en el lugar para cobrar un sueldo que hacía tres meses que no cobraban.

Las fuerzas de seguridad cerraron después los accesos al cuartel, situado en las cercanías del aeropuerto internacional de Aden, a unos 20 kilómetros de la ciudad que ejerce de capital circunstancial del Gobierno de Hadi. Se trata de la ciudad más importante del sur del país musulmán, clave debido a su actividad portuaria.

No es el primer ataque de estas características que sufren las fuerzas leales a Hadi en Aden. Sin ir más lejos, el pasado mes de agosto, un mínimo de 50 personas murieron y más de 60 resultaron heridas en un ataque reivindicado también por el ISIS. El objetivo entonces fue un centro de reclutamiento, también de soldados fieles al presidente Hadi.

Los ataques del ISIS y de otros grupos armados se han multiplicado en los últimos meses en Yemen, sumida en una guerra civil con importantes implicaciones geoestratégicas regionales. Aunque la pugna principal sigue siendo entre el Gobierno de Hadi y las fuerzas hutíes, sobre el terreno intervienen numerosos grupos armados.