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moscú

Rusia camina hacia tolerar la violencia doméstica para preservar la tradición

El Parlamento ruso dio la pasada semana luz verde en primera lectura al proyecto de ley que busca despenaliza la violencia doméstica para preservar la «tradición de la autoridad parental» y propone que las agresiones en el seno de las familias se excluyan del código penal. El 90% de las agresiones no se denuncia.

Pegar a un hijo, a la esposa o al abuelo una vez al año hasta causarles moretones y arañazos ya no será delito en Rusia si prospera el proyecto de ley que despenaliza la violencia doméstica, aprobado en primera lectura esta semana en el Parlamento –con 368 votos a favor y uno solo en contra– y que debe ser refrendado en una segunda ocasión para entrar en vigor. Según estadísticas del Gobierno, cada año 36.000 mujeres son agredidas por sus parejas y 26.000 niños por sus padres. Una mujer muere cada 40 minutos víctima de la violencia de género.

Solo cuando el agresor vuelva a golpear al mismo familiar en el plazo de un año podrá ser procesado penalmente y castigado con la cárcel, y eso si el agredido demuestra los hechos, porque la Justicia no actuará de oficio. Las penas serán leves multas o arrestos. El 90% de las agresiones no se denuncia.

Sus promotores argumentan que tan solo quieren despenalizar las palizas que no ocasionen daño a la salud de las víctimas.

El proyecto de ley quiere ser el contrapunto a la reforma en el Código Penal que introdujo hace menos de un año la actuación de oficio del Estado en este tipo de violencia doméstica y que enseguida fue demonizada por los defensores de los valores tradicionales, que vieron una amenaza a la familia tradicional.

La senadora de la ultraconservadora MP Yelena Mizulina, una de sus impulsoras y conocida por polémicas iniciativas como la ley contra la propaganda homosexual y la prohibición del aborto, afirmó que «en la cultura familiar rusa las relaciones padre-hijo se construyen en torno al poder de la autoridad del padre. Y las leyes deben apoyar esa tradición familiar».

«Las mujeres somos criaturas débiles, todo nos está permitido. No nos ofendemos, ni siquiera cuando un marido pega a su mujer, de la misma manera que se ofende un hombre cuando se le humilla. No se puede humillar a un hombre», dijo.